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Ilac pachanguero. 11.10.2012


Al contrario de esas feas ciudades, en las que ni se parpadea en los conciertos, aquí se camina es entre árboles por las  ciclovias y se cruzan corriendo las calles pero bajo la sombra de los puentes peatonales, mientras los carros, los mas pequeños del mundo, los estacionan sus amabilísimos conductores en los andenes para dejar espacio a los ciclistas, aumentando la eficiencia de las vías junto con semáforos que son apenas una advertencia que los particulares pueden quitar o poner a su antojo. Pero hay que acostar policías y dejar huecos sin tapar para disminuir su velocidad. Los carretilleros usan los carriles del Suyo, entre articulado y articulado, lo que permite además que los discapacitados los crucen sin peligro. Los taxis paran en cualquier parte para comodidad de sus pasajeros y las motos circulan como sea siguiendo el ejemplo de la Policía.
            Ya no quedan esas casas viejas y calurosas que los criticones, desinformados y nostálgicos llamaban patrimonio pasando por alto que en Ilac solo interesa un futuro que a fuerza de martillazos en el país logre que su presente sea el mas feliz del mundo. Y para el grave problema de su maravilloso clima, amén de hacer rotos en los bluejeans, que son además un reclamo, se va con abrigo al cine para evitar el frío del aire acondicionado, y en los restaurantes se calientan los platos, lo que es muy in, de tal manera que todos puedan hacer alarde del dichoso aparato, pues en él, como en los carros, también estriban su prestigio social. Igualmente en su música, que amablemente ponen a todo volumen para que los vecinos no tengan que usar sus equipos de ruido pues a todos les gusta lo mismo.
            Y para el inconveniente del bellísimo paisaje de cordilleras y cerros de la ciudad, se ha dado vía libre a edificios altos en las laderas, no importa que permanezcan desocupados pues también son para limpiar billetes sucios, de tal manera que oculten lo que las vallas publicitarias no tapan pese a ser numerosas y enormes, logrando dar de narices con la vista al abrir las cortinas de las amplias vidrieras que se usan para evitar el sol. Y en sus siete ríos, mas faltaba, se han puesto sendos avisos que indican donde estaban, pues su agua se la bebieron toda, impura o ardiente, siempre sedientos pues se la pasan bailando en lugar de esa esclavitud moderna que es el trabajo, por lo que los empresarios viven es en Imiam, la ciudad ”hermana” de Ilac, o como si allá estuvieran.
            Finalmente, para aumentar las áreas verdes, pues los cerros no se cuentan en ningún lado, pues no los hay, se demolió parte del centro público de la ciudad, que fue reemplazado por privados centros comerciales, y un millón de sus nuevos habitantes fueron desplazados a nuevos desarrollos en su cinturón verde pues verde es lo que sobra a Ilac a lo largo de su amplio, fértil y bello valle, pero que lamentablemente era de todos los colores, como lo denuncio Aurelio Arturo,  y tuvo que ser  reemplazado totalmente por el homogéneo de la caña, que es mas indicado para ojos que nada ven. Y para que sus avispados nuevos habitantes vengan menos a Ilac o tengan tiempo de aburrirse con el nuevo paisaje, se eliminó el corredor férreo que en épocas de bárbaras ciudades unía las que rodeaban a Ilac y su región, ahora además con nueva cara e himno. Amén.

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