Al contrario de
esas feas ciudades, en las que ni se parpadea en los conciertos, aquí se camina
es entre árboles por las ciclovias y se
cruzan corriendo las calles pero bajo la sombra de los puentes peatonales, mientras
los carros, los mas pequeños del mundo, los estacionan sus amabilísimos
conductores en los andenes para dejar espacio a los ciclistas, aumentando la
eficiencia de las vías junto con semáforos que son apenas una advertencia que
los particulares pueden quitar o poner a su antojo. Pero hay que acostar
policías y dejar huecos sin tapar para disminuir su velocidad. Los
carretilleros usan los carriles del Suyo, entre articulado y articulado, lo que
permite además que los discapacitados los crucen sin peligro. Los taxis paran
en cualquier parte para comodidad de sus pasajeros y las motos circulan como
sea siguiendo el ejemplo de la Policía.
Ya
no quedan esas casas viejas y calurosas que los criticones, desinformados y
nostálgicos llamaban patrimonio pasando por alto que en Ilac solo interesa un
futuro que a fuerza de martillazos en el país logre que su presente sea el mas
feliz del mundo. Y para el grave problema de su maravilloso clima, amén de
hacer rotos en los bluejeans, que son además un reclamo, se va con abrigo al cine
para evitar el frío del aire acondicionado, y en los restaurantes se calientan
los platos, lo que es muy in, de tal manera que todos puedan hacer alarde del
dichoso aparato, pues en él, como en los carros, también estriban su prestigio
social. Igualmente en su música, que amablemente ponen a todo volumen para que
los vecinos no tengan que usar sus equipos de ruido pues a todos les gusta lo
mismo.
Y
para el inconveniente del bellísimo paisaje de cordilleras y cerros de la
ciudad, se ha dado vía libre a edificios altos en las laderas, no importa que
permanezcan desocupados pues también son para limpiar billetes sucios, de tal
manera que oculten lo que las vallas publicitarias no tapan pese a ser
numerosas y enormes, logrando dar de narices con la vista al abrir las cortinas
de las amplias vidrieras que se usan para evitar el sol. Y en sus siete ríos,
mas faltaba, se han puesto sendos avisos que indican donde estaban, pues su
agua se la bebieron toda, impura o ardiente, siempre sedientos pues se la pasan
bailando en lugar de esa esclavitud moderna que es el trabajo, por lo que los
empresarios viven es en Imiam, la ciudad ”hermana” de Ilac, o como si allá
estuvieran.
Finalmente,
para aumentar las áreas verdes, pues los cerros no se cuentan en ningún lado,
pues no los hay, se demolió parte del centro público de la ciudad, que fue
reemplazado por privados centros comerciales, y un millón de sus nuevos
habitantes fueron desplazados a nuevos desarrollos en su cinturón verde pues
verde es lo que sobra a Ilac a lo largo de su amplio, fértil y bello valle,
pero que lamentablemente era de todos los colores, como lo denuncio Aurelio
Arturo, y tuvo que ser reemplazado totalmente por el homogéneo de la
caña, que es mas indicado para ojos que nada ven. Y para que sus avispados
nuevos habitantes vengan menos a Ilac o tengan tiempo de aburrirse con el nuevo
paisaje, se eliminó el corredor férreo que en épocas de bárbaras ciudades unía
las que rodeaban a Ilac y su región, ahora además con nueva cara e himno. Amén.
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