Se habla mucho de la injusticia
grande, que es lo que significa iniquidad (inequidad no existe, y equidad es justicia
natural, por oposición a la letra de la ley positiva; o sea, nada que ver). Pero se habla pensando
apenas en los grandes latifundios del campo, pero no también de la propiedad
privada del suelo urbano y urbanizable (conveniente o no), cuyo negocio
especulativo ha sido nefasto para el buen crecimiento de nuestras ciudades,
pese a que la gran mayoría de colombianos ahora habitamos en ellas. Y tampoco
se habla suficiente de la propiedad privada de los bancos, cuyas perdidas se
“socializan” para que las paguemos todos, ni de la propiedad monopolista de
ciertas industrias, ni de las multinacionales del comercio que nos llevan a comprar
lo que no necesitamos con el dinero que no tenemos.
Justo al contrario de hace poco mas de
medio siglo cuando Tirofijo se inventó las FARC, impulsado por el comunismo
nacional e internacional, y apoyado posteriormente por Cuba y ahora también por
Venezuela, cuyo origen se explica insistentemente, cuando no se justifica,
aduciendo una iniquidad, la de la propiedad de la tierra, mientras se ignoran
todas las demás. Y el que su existencia hoy sea posible sólo por el dinero y la
corrupción del narcotráfico, debería hacernos repensar que pasaría si se
legalizaran las drogas. El hecho es que hay países con historias de iniquidades
semejantes a las de Colombia donde no hay guerrillas traficando, secuestrando,
extorsionando, amenazando, boleteando, asustando, matando indiscriminadamente,
y reclutando adolescentes…pero que tienen geografías muy diferentes.
Colombia ocupa una localización
privilegiada en plena línea ecuatorial justo en la mitad entre Norte y Sur
América, y entre Asia y Europa, y África,
con los dos mas extensos océanos y la enorme selva del Amazonas de por
medio. Estas condiciones obligan cada vez mas el tránsito de mercancías y
personas por aquí, pero su provecho lo perdimos junto con Panamá hace ya casi
un siglo, mas quedó su situación irremplazable para el tráfico de drogas y
demás contrabandos. Además, las tres altas cordilleras que cruzan el país de
lado a lado se prestan para evadir su control institucional y dificultan que el
Estado “llegue” a todas partes, originando que en el último medio siglo la
población de sus campos emigre o sea desplazada a unos pueblos grandes que de
pronto se volvieron poblados asentamientos que no ciudades de verdad.
Mas
que en otras partes, aquí la geografía está detrás de la historia, incluyendo
la destrucción de la naturaleza, en la que estamos empeñados con la minería
(ilegal o no). Y sí que interviene en las ciudades pues la insalubridad de
nuestras dos costas hizo que crecieran en los valles interandinos, como Bogotá,
Medellín y Cali (con Palmira, Buga y Santander de
Quilichao), pero también Bucaramanga, Cúcuta, Pereira, Cartago, Armenia, Ibagué
y Neiva. Solo cuando se controló la malaria y el paludismo crecieron los
puertos, primero Barranquilla y Buenaventura, el mas importante, y después Cartagena. Y precisamente la dificultad
topográfica para el desarrollo de vías de comunicación, ha llevado al acelerado crecimiento de Cali y
Medellín y recientemente muchísimo la capital, originando toda clase de
iniquidades urbanas.
Comentarios
Publicar un comentario