La Sociedad
Colombiana de Arquitectos, Seccional del Valle del Cauca, inauguró su nueva
sede con motivo de cumplir 70 años de fundada, la que también se encuentra en
el Centro Histórico de Cali, al frente la antigua FES, hoy Centro Cultural de
Cali, y cerca de la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali (en donde actualmente
está la SCA). Se trata de una pequeña casa de un piso y de tradición colonial,
como lo suelen ser las pocas que quedan allí, que gira alrededor de un pequeño
medio patio y que está pareada con otra casa similar, en la que en este momento
funciona “Espacio T, teatro, comida y vino”, lo que resulta muy oportuno, y la
que ojala se pudiera adquirir en el futuro.
Además
del evento, en el que se otorgó el “Premio a toda una vida” al arquitecto Raúl
H. Ortiz, la realización aquí de una Junta Nacional de la SCA, y un
conversatorio con estudiantes, se abrió al publico una exposición con los mas
destacados ejemplos de la arquitectura en la ciudad en los últimos 70 años,
basada principalmente en los proyectos seleccionados en las Bienales
Colombianas de Arquitectura durante ese lapso, varios de ellos lamentablemente
ya demolidos o muy transformados. Es de esperar que los estudiantes y
profesores de todos los programas de arquitectura que hay en el Departamento la
visiten y estudien; y algo hay que hacer para que los caleños también la vean.
Aunque
desde luego dicha exposición puede tener varias lecturas, lo que resulta claro
son los cambios bruscos de la arquitectura en Cali en tan poco tiempo, la gran
distancia que existe entre los proyectos mostrados y la mayoría de lo
construido en la ciudad simultáneamente, lo que, al contrario de los que
sucedía en la ciudad colonial y de tradición colonial, deja mucho que desear.
Igualmente interesante, y sin duda muy importante, es reconocer las búsquedas
de una arquitectura para el clima, paisaje y tradiciones del valle del río
Cauca, vitales para la arquitectura actual de cara al cambio climático, en el
sentido de reutilizar lo ya construido, y optimizar el consumo de agua y
energía.
Finalmente
y dejando aparte las pocas obras realizadas en otras ciudades del Departamento,
está el asunto de la imagen colectiva de la ciudad, lo que, paradójicamente, es
evidente en la exposición: la mayoría de lo que se ve allí está en Cali pero,
lamentablemente, no es Cali. Principiando por que, siguiendo una pésima
iniciativa iniciada por el Movimiento Moderno, que ingenuamente pretendía
cambiar todo, los edificios se muestran sin su contorno inmediato, y además con
pocas vistas interiores. Y siguiendo porque rara vez se puede ver una
reinterpretación de la tradición arquitectónica de la ciudad, buscando su
continuación. Es como si en cada década cambiara el idioma en Cali.
Afortunadamente el que la nueva Casa
del arquitecto esté en una vieja casa indica de alguna manera un bien venido
cambio de actitud, que ojalá lleve a que se estudie mas la arquitectura local y
la ciudad, y que mas arquitectos se integren al gremio, no sólo como nuevos
socios de la SCA Valle, sino como nuevos arquitectos mas preocupados por la
ciudad que por la moda, y con una ética profesional, o, mejor, generando una
nueva estética que resulte de solucionar los “nuevos” problemas de la
arquitectura y la ciudad. Es decir, volver a sus antiquísimos determinantes de
lo sostenible y lo contextual, que equivocadamente hizo olvidar el gran
desarrollo técnico de la construcción en el siglo XX.
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