Ir al contenido principal

Marx y la arquitectura. 28.12.2017


            Aunque Karl Marx no se interesó por la arquitectura en sí, al contrario de otros pensadores como Ludwig Wittgenstein (Carla Carmona, Wittgenstein, 2015), sus comentarios sobre el fetichismo de la mercancía (José Manuel Bermudo, Marx / del ágora al mercado, 2015) son claramente aplicables a la arquitectura actual, buena parte de ella mera mercancía, incluso para vender más mercancías, desde materiales para cualquier obra, a cualquier cosa como en cualquier supermercado, incluyendo su obsolescencia programada. Es evidente su carácter de fetiche “fantasmagórico”, “enigmático”, “misterioso”, “místico” o “ilusorio” del que habla Marx aludiendo a la mercancía (p. 119).
            A la mirada ingenua, superficial o ignorante del comprador, que sólo ve su valor de uso, o la del mercader, que sólo ve su valor de cambio, o la del economista, que sólo ve un mero resultado del trabajo humano, la mercancía –en este caso, la arquitectura- no les revela su misterio que, en el caso de esta, nace de la necesidad de habitar y de glorificar, y que es nuestro principal medio de orientación en el mundo, como dice Juhani Pallasmaa (Hämeenlinna, 1936- ) arquitecto y teórico finlandés (La imagen corpórea, 2011, p. 158 ). Que además de funcionar bien, emocione, como insistía Rogelio Salmona (Paris 1927- 2007 Bogotá), quien sí que lo consiguió en muchas de sus obras en Colombia.
            En palabras de Marx, lo que sucede al pasar del “producto del trabajo” a la “mercancía” es que no se afecta la cosa sino su figura (p.120), la que a su vez determina su ser al imponerle sus propias funciones (p. 121), reduciéndola sólo a aquello que se pueda llevar al mercado, “…es el fetichismo que se les pega a los productos del trabajo en cuanto se producen como mercancías y que, por lo tanto, es inseparable de la producción mercantil” (p. 122). Justamente, lo que sucede con la arquitectura cuando se vuelve meramente mercancía, es decir, una extracción de plusvalía intrínseca al capitalismo, como lo es asimismo el fetichismo en cuanto producción mercantil (p. 123).
          Si las mercancías siguen en el ámbito de lo mercantil, seguirán siéndolo, y los productores –en este caso, los arquitectos- habrán de seguir sus exigencias (p. 125). Por esto es necesaria una visión crítica de la arquitectura profesional actual, y su enseñanza. Además hay nuevos requerimientos como su sostenibilidad, la captación de energía solar, usar todo lo construido, y que sea fácilmente adecuable, renovable y, finalmente, reciclable, utilizando los nuevos sistemas de construcción y los nuevos especialistas necesarios, en un trabajo interdisciplinario. Y, desde luego, está lo contextual, que exige considerar para cada obra el entorno inmediato y por supuesto el clima, paisajes y tradiciones de la ciudad.
            La lucha de Marx, dice Bermudo (p.117), es contra la enajenación y el fetichismo (veneración excesiva) propios del capitalismo. Sin embargo, los resultados en este sentido en los países socialistas -y en la arquitectura- dejan mucho que desear. No queda mas que educar a los compradores… y a los arquitectos. Como señala Pallasmaa hay que mostrar los edificios en su contexto paisajístico, cultural y social, y no como objetos estéticos independientes, y encontrarse con la arquitectura y su lugar y no apenas verla  (p. 158 ). Y pensar en los primeros puestos mundiales de los países nórdicos en educación, economía, competitividad, derechos civiles, calidad de vida y desarrollo humano.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasos pompeyanos. 05.02.2015

          Ya los romanos los usaban, como en Pompeya, de donde toman su nombre, para cruzar sus calles sin mancharse con la inmundicia y el barro . Pero ahora y aquí, el que se ha dicho que se hará al final del Paseo Bolívar definitivamente es un paso adelante en esta ciudad sin andenes por donde pasear y ni siquiera caminar. Decir que un semáforo allí causará trancones viales es exagerado aunque por supuesto no existirían nunca si estuviera unido con el anterior y el siguiente, generando por la Avenida 2º Norte una “ola verde”, es decir una serie de semáforos coordinados para permitir el flujo continuo del tránsito rodado sobre varias intersecciones en una misma dirección . Pero mejor seria el hundimiento de la Avenida desde el edificio Las Ceibas hasta el Conservatorio, y prolongar el puente peatonal del CAM hasta donde hoy está la Plazoleta de la caleñidad, ya propuestos por Sara María Giraldo, Heinz von Halle y el autor de esta co...

El estado de la cuestión. 21.02.2024

 Se trata de la base teórica sobre la que se sustenta un escrito, o que se rebate en su desarrollo posterior, y que forma parte del mismo. Pero si bien es lo ético en una columna de opinión, debería ser obligatorio en toda propuesta para la ciudad, lo que no suele suceder en Cali en donde cada cuatro años cada nuevo Gobierno Municipal simplemente ignora las propuestas de los anteriores e improvisa otras. Es lo que ahora hay que evitar en el caso del interés actual por el Centro de la ciudad o la propuesta para el Tren de cercanías, la que primero que todo se debería sustentar en la conformación del Área Metropolitana de la ciudad a partir de la que de hecho ya existe. El Área Metropolitana es la que engloba una ciudad principal (la metrópolis) que le da su nombre, y una serie de ciudades dormitorio, industriales, comerciales o de servicios (Wikipedia). Por eso la de Cali no se debe confundir con la región de ciudades del valle alto del rio Cauca, que se extiende de la Virginia a Sa...

Viaje a la arquitectura

  Recorriendo su bello país de la mano de José Saramago (Azinhaga, Portugal 1922-2010 Tías, Las Palmas, España, Premio Nobel de Literatura de 1989) de octubre de 1979 a julio de 1980, es muy grato encontrar a lo largo de Viaje a Portugal, 2022, más de 726 páginas de comidas, bebidas, gentes, paisajes, plazas y parques. Y capillas, iglesias, palacios, castillos y murallas -17 declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco- la gran mayoría muy interesantes para entender, con las palabras de Saramago, en qué consiste lo emocionante que pueden ser, y por qué “la utilidad no es incompatible con la belleza” (p. 450) y que “la arquitectura, sólo por sí, puede hacer feliz a un hombre” (p. 439). Escribiendo sobre la iglesia del Senhor Bom Jesus, en Matosinhos, dice Saramago que su arquitecto, Nicolau Nasoni (San Giovani, Valdarno, Italia 1691-1773 Oporto, Portugal) supo “entender los misterios del granito lusitano, darles espacio para llegar mejor a los ojos, alternando lo oscuro de la...