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¿La Ermita Vieja? 18.08.2011

La ermita de Nuestra Señora de la Soledad y del Señor del Río se cita en 1602, mas posiblemente fue construida en 1590 cerca al Río Cali. Pero el lugar resultó amenazado por las "avenidas" del río y, en 1678, se trasladó al sitio que ocupa actualmente, y que pertenecía a Doña María Quintero Príncipe. Sin embargo, debido al peligro que aun corría, cuando en 1741 llegó a Cali el visitador González de Mendoza, este ordenó desviar el curso del río con un muro de contención para alejarlo de la Iglesia, el que se levantó en 1751 con los 600 pesos que Sanjurjo Montenegro dejo en su testamento con dicho propósito (Vásquez, 1982). Gracias a un óleo de Farfán se puede saber que la fachada formaba un chaflán, y que la torre estaba incluida en la nave (Sebastian, 1965), lo que permitiría inferir su planta.
            El terremoto de 1925 la dejó en ruinas, y una tercera capilla fue diseñada y construida por el Ingeniero Pablo Emilio Páez, comisionado por el doctor Alfredo Vásquez Cobo, Gerente del Ferrocarril del Pacífico. Desde su culminación, a principios de la década del 40, La Ermita constituyó, con el Alférez Real, la Colombiana de Tabaco, el edificio Gutiérrez Vélez, donde funcionó el Correo Aéreo, y el Puente Ortiz, parte fundamental de la imagen urbana de Cali. Pero con la demolición del Hotel y del Edificio Gutiérrez y la construcción del viaducto de la Cr. 1 ª sobre la Cl. 15ª, a principios de la década del 70, comenzó a quedar sola, y en la década siguiente se le anexó un parque en su parte posterior, el de los Poetas, y ahora se ha visto comprometida aun más con el paso del MIO por todo el frente de su fachada.
            Su corta pero brillante historia como hito del urbanismo local y parte de un conjunto, quedó en una pequeña y olvidada capilla al lado de una extensa área libre. Y tal parece que la construcción de un nuevo edificio en el lote que ocupó el Alférez Real, propuesto en El Plan de Recuperación del Centro para los 450 años de Cali, nunca tuvo eco. Sin embargo, para tratar de arreglar algo la culata de la Ermita que dejó a la vista la demolición del Alférez al final de la Avenida Colombia, tal vez la única monumental de Cali,  se realizó un concurso en 1993. Pero el proyecto ganador, de SomosArquitectura,  que proponía acertadamente llenar  el espacio con un apretado bosque, se descartó, y en cambio le dejaron a la ciudad una afrenta a los poetas, como la llamo Carlos Jiménez en su momento.
            Ahora la afrenta es a la historia. Los cimentos hallados en la Avenida Colombia podrían ser los de la Ermita Vieja, lo que los convertiría en los mas antiguos de la ciudad. Ojala no sigan el mismo camino del muro de contención encontrado, que ya comenzó ha ser “pulverizado” de noche como para que nadie se entere, con autorización del ICANH y ante la indiferencia del Ministerio de Cultura, sin que se lo haya estudiado suficientemente. Sea lo que sea,  es parte de la historia de esta ciudad, cada vez mas sin pasado. Si se dejaran solo dos carriles, el muro podría quedar dentro del túnel y sería un espectáculo digno de una ciudad de verdad. Pero nuestros alcaldes adolecen de conocimientos y experiencia en asuntos urbanos, arquitectónicos y patrimoniales, lo que no ven los que aun no tienen una cultura ciudadana.


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