En todo el mundo cada vez se usan mas bicicletas, como por ejemplo
en Palmira hace años, y menos carros, y el transporte masivo público se
incrementa y mejora. Mas en Cali lo único que aumenta son los vehículos
particulares, entre mas grandes mejor, y sobre todo las motos. Sin embargo
tarde o temprano (aquí históricamente siempre tarde) las bicicletas se
impondrán, como en todas partes, incluyendo las eléctricas que ya se comienzan
a ver en la ciudad y que serán una alternativa a las motos.
Pero si bien la ubicación y diseño de los andenes, o disponer de
semáforos sincronizados automáticamente, o utilizar el Corredor Férreo como
columna vertebral del Gran Cali, son asuntos claros y contundentes, que si
fueran del interés de politiqueros y contratistas afines se podrían acometer
sin disponer de un plan vial completo, el diseño y localización de las ciclovías
no lo es. Pueden ir al lado de los andenes o de las calzadas o, mejor, entre
unos y otras separadas por hileras de arboles y a nivel de los andenes, pero infortunadamente
esto no es posible en la mayoría de las calles de Cali.
Lo que si va quedando en claro es que no funcionan bien en los
separadores de las vías de doble calzada, especialmente cuando su diseño es
sinuoso y no están completas (como en la Calle 5ª), donde son usadas para
caminar o trotar mientras los ciclistas van preferiblemente por las calzadas
entre los carros sin importar el peligro que eso supone. Por lo demás, esos separadores,
de origen norteamericano, se deberían abolir y remplazar por amplios andenes
arborizados como en las ciudades europeas, o al menos no repetir mas ese
diseño, y aprovecharlos, precisamente, para poner en ellos las ciclovías.
El otro asunto difícil es determinar el ancho conveniente de las
ciclovías, su nivel y sentido: las hay desde dos carriles en sentido opuesto y al
nivel de la calzada, hasta de uno sólo en un único sentido, pasando por el
carril único y estrecho de doble sentido apenas demarcado en el anden, como en
Berlín, en el que los ciclistas se apartan un poco cuando se encuentran, y que
es usado también por los peatones, los que simplemente se quitan cuando una
bicicleta se aproxima o cuando oyen el timbre de la que llega por detrás, y por
supuesto van en fila india.
En otras partes, como en los suburbios a las afueras de Nueva
York, por ejemplo, son un carril en el costado izquierdo de las calzadas, lejos
de los andenes,
mientras en Barcelona, por lo contrario, optaron por
que las bicicletas estuvieran apartadas tanto de los peatones como de los
carros ¿Pero por donde entonces? Y que aburrimiento pues las calles siempre han
sido el lugar del encuentro ciudadano por excelencia, mas que las plazas o los
parques y ni se diga las zonas verdes, pues el actual de los centros comerciales
es excluyente.
Finalmente la ciclovía
puede ser cualquier carril de una vía
pública
o una vía independiente donde se permite el tránsito de bicicletas. Pero el
que se designe de tan diversas maneras (ciclovía, carril bici, bicicarril,
bicisenda, ciclorruta, vía ciclista, o ciclopista) a esa parte de la infraestructura
pública destinada de forma exclusiva o compartida a la circulación de bicicletas, es sintomático. Y el hecho lamentable es
que en Cali las calles se continúan diseñando para el uso exclusivo de los vehículos motorizados.
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