La arquitectura del paisaje es el arte y la
técnica de proyectar espacios abiertos, tanto públicos como privados, e incluye
igualmente la restauración medioambiental y la planificación de parques, espacios de recreo y jardines. Su importancia es cada vez mayor si se piensa en ciudades y edificios
sostenibles, especialmente en países tropicales (sin estaciones) como Colombia,
en donde puede contribuir mucho a recobrar el carácter bioclimático de la
arquitectura, siguiendo el buen ejemplo de los patios, solares y vergeles de la
edilicia colonial.
Harold
Borrero Urrutia, a quien en 2008, la Sociedad Colombiana de
Arquitectos otorgó el Premio "A Toda Una Vida", fue un arquitecto dedicado al paisajismo, y un maestro muy
recordado por sus alumnos. Arquitecto de la Universidad Nacional y
Magister de Arquitectura de la Universidad de Pennsylvania, fue decano de la
Facultad de Arquitectura de la Universidad del Valle, y asesoró el proyecto de
su sede de Meléndez, donde diseñó espacios deportivos al aire libre. Igualmente
aconsejó al municipio de Cali en sus intervenciones en el espacio
público.
Fue durante mucho
tiempo profesor de diseño y tecnología de la construcción en la Facultad de
Arquitectura de la Universidad del Valle, y después fundó, junto con su esposa,
la arquitecto paisajista Lyda Caldas, la especialización en paisajismo de su
actual Escuela de Arquitectura, de la Facultad de Artes Integradas. Y con los
primeros egresados de ese nuevo plan de estudios fundó la Sociedad de
Arquitectos Paisajistas del Suroccidente, SAPSO, donde participó en sus
diferentes actividades hasta su muerte el martes de la semana pasada.
Entre sus trabajos de
arquitectura hay que destacar su proyecto para el Banco Central Hipotecario en
El Lido, al sur de Cali, que, ya con
cerca de medio siglo, continúa siendo sin duda, pese a los atropellos que ha
sufrido, una de las mejores agrupaciones de vivienda en el país por su rica vegetación y ser un pulmón de la ciudad, como por el acertado diseño de sus casas. Y la sede del Sena en
Salomia, y el polígono de tiro para los VI Juegos Panamericanos,
con Álvaro Bejarano, realizado en guadua y con cubierta de palma,
lamentablemente poco conocido, fue una interesante propuesta en varios
sentidos.
Afortunadamente para Cali la
preocupación por la vegetación y el paisaje en esta ciudad tan maltratada por
la mala arquitectura –esa que ignora su relieve, vegetación, clima y paisaje-
la mantendrán viva –verde y en espera de que florezca- los arquitectos
paisajistas formados por Harold Borrero y Lyda Caldas, cuyo libro "La Flora ornamental
Tropical y el Espacio Urbano" editado en Cali por el Banco Popular en l979,
es un clásico del arte y la técnica de la
arquitectura del paisaje en Colombia, re editado en 2004 con el titulo de “Flora en el espacio público”.
Todo un trabajo precursor, que hay que recordar y divulgar ahora
que Colombia podría liderar un plan global para proteger la Amazonía a gran
escala, un proyecto verde que realmente aseguraría nuestro futuro, y ya se
ha comprometido a reducir a cero la deforestación de esa reserva ambiental,
la más grande del mundo, para 2020, anticipándose a la próxima cumbre
climática de la ONU en París este año,
cuyo objetivo es lograr un acuerdo que propicie una
acción fuerte contra las emisiones de gases de efecto invernadero.
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