Se han anunciado con bombos y
platillos grandes proyectos para el Centro de Cali. Y sin duda es una muy buena
noticia la propuesta de hacer un considerable numero de viviendas, que fue lo
que propuso en 1981 el Plan de Reordenamiento del Hoyo-Piloto. Justo lo que le
falta junto con amplios y llanos andenes arborizados y grandes parqueaderos
públicos como los que se propusieron en el
Plan del Centro Global, debajo de las plazas de San Francisco y la de
Caicedo (por supuesto debajo de las calles que la rodean) e incluso del parque
o plaza o lo que sea de los Poetas. Mas nada se dice de esto aunque las
ciudades sean sus calles.
Y dichos proyectos deberían ser
concursos públicos, como en Medellín, internacionales si se quiere, y no de arquitectos
extranjeros que vienen a hacer su “américa”. No por que lo sean si no porque
evidentemente no consideran nuestras circunstancias, clima, paisaje y
tradiciones, cuya conjunción reclamó Le Corbusier para una acertada
arquitectura. Porque si hay algo que no se puede globalizar, como se ha
repetido en esta columna, es la arquitectura, por la rotunda razón de que el
globo no es para nada uniforme.
¿Será que de los miles de arquitectos
que hay en el país no los hay capaces de dichos proyectos? Algo tiene que decir
la Sociedad Colombiana de Arquitectos. Y es de esperar que los cerca de mil
estudiantes de arquitectura que hay en tres de las universidades locales se
manifiesten. ¿En que pensaran que van a trabajar los cerca de cien que se
gradúan cada semestre? Ya va a salir la primera promoción de la Javeriana y no
les quedará mas que irse a otra parte a
seguir estudiando, lo que es bueno, pero cuando regresen no tendrán trabajo si
seguimos permitiendo que nuestra arquitectura se haga afuera.
Les decía el conocido arquitecto
español Rafael Moneo, premio Pritzker de
1995, a los que lo acompañaron en su vista a Cartagena cuando vino a la última
Bienal Colombiana de Arquitectura, que la de aquí la deberíamos hacer los de
aquí, y aunque lo repitió varias veces, por supuesto no se enteraron los que en
Cali abren la boca con las tramadoras imágenes que ha mostrado la prensa de los
proyectos mencionados: puro “exteriorismo” característico de esa arquitectura
espectáculo ya de capa caída en todas partes mas no aquí.
En esta ciudad tal parece que solo es
“bueno” lo de allá y “viejo” lo de aquí; ni siquiera se valora lo que
comprobadamente ha sido mejor aquí. Pero es que evidentemente no nos interesa
lo propio: foreing fashions fascinate us. Por eso para los VI Juegos Panamericanos
destruimos sin clemencia el patrimonio construido y no hemos parado: del
Colegio de El Peñón no está quedando mas que una fachada desmantelada y la casa
que fue del padre de Jorge Isaacs la están dejando caer.
Y
para peor de males esas estrellas internacionales que venden muy caro sus
“productos de marca” y que nos han anunciado con platillos y bombos ni siquiera
lo son. Porque otra cosa muy distinta sería tener una obra de Moneo,
precisamente, o de Álvaro Siza Vieira, Pritzker de 1992, o de Glenn Murcutt, quien Ganó la Medalla Alvar Aalto en 1992, la misma que le otorgaron a Rogelio Salmona en
2004, pero el trabaja sólo en Australia que es el medio que conoce. Porque
arquitectos buenos hay en todas partes; incluso aquí; pero les tocará irse a
trabajar allá.
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