Ir al contenido principal

Nada en exceso. 18.02.2016


          Por supuesto hay que preguntarse si son arquitectura esos montajes, tan de moda en las ultimas décadas, que han mostrado, financiadas por sus autores, las revistas de arquitectura, y que la prensa aplaude ingenuamente. Y hacerlo en el sentido con que Avelina Lésper interroga al arte en su reciente libro, precisamente titulado El fraude del arte contemporáneo, pues lo cierto es que, como bien dice Julio Cesar Londoño, “es verdad que la mayoría […] es de dudoso valor “ (El Espectador, Arte y popis, 05/02/2012). En conclusión, son arquitectura mas no apenas de dudoso valor sino que sus (i) responsables son cada vez mas demandados por los sobrecostos, pronto deterioro y problemas funcionales. Sin embargo es preciso señalar una crucial diferencia: la arquitectura siempre ha sido, además de construible y habitable, un espectáculo, muy bello por lo demás.
Espectáculo desde mucho antes de la antigüedad mesopotámica de grandes zigurats, egipcia de enormes pirámides, griega de bellas acrópolis o  romana de templos sin fin, o la de las grandes catedrales, iglesias y mezquitas después, para que las muchedumbres creyeran en los dioses, y justificar el poder de sus sacerdotes en la tierra. Poder que heredaron los reyes que lo son por la gracia de dios, y los príncipes, duques, marqueses, condes, vizcondes, barones y señores feudales, con sus castillos y palacios, y hoy todos los dictadores, y hasta esos presidentes fuertes o vitalicios (una contradicción), grandes empresarios, directores de museos o simples nuevo ricos ahora muy ricos, que han promovido esa repentina arquitectura espectáculo que remplazó desde finales de la segunda mitad del siglo XX a la del Movimiento Moderno iniciado a principios del mismo.
Porque fue precisamente esa otra manifestación del humanismo la que se propuso poner la arquitectura no al servicio del poder y la riqueza sino al de la vivienda de todos los ciudadanos. Pero después de los muchos acertados ejemplos de los primeros maestros y de los que los siguieron en todo el mundo a mediados del siglo pasado, en 1977 el Centro Pompidou, de Georges Pompidou, el presidente, claro, inicio un proceso que terminó en 1997 con el Guggenheim de Bilbao, a pedido de Thomas Krens, entonces su director, claro, dando inicio a la desbandada de la arquitectura posmodernista, ya mucha de ella puro espectáculo, cuya vulgarización y globalización por todas partes resultó mucho peor que la de la arquitectura moderna, que por su parte había llevado, con la proliferación de sus para nada emocionantes “cajas de zapatos”, a la pronta necesidad de un cambio.
          Pero como lo de la novedad del edificio espectáculo ya comenzó a pasar rápidamente de moda, es preciso ahora hablar del futuro de una arquitectura que tendrá que volver a ser pasiva climáticamente y discretamente contextual, y cuyo espectáculo no debe ser el de los edificios sino el de las calles, avenidas, plazas y parques. Entender que los arquitectos mas que edificios aislados proyectan nuevas piezas urbanas que se agregan a las ya existentes conformando ciudades, y que su espectáculo, el de la verdadera arquitectura, está es en sus espacios y no sólo en sus volúmenes, incluyendo los museos, teatros, bibliotecas y escenarios deportivos. Que la belleza es simplificación, como lo expresaba Natalie Clifford Barney (Jean Chalon: Chère Natalie Barney / Portrait d´une Séductrice, 1992, p.327) y lo dijo hace siglos el Oráculo de Delfos: nada en exceso.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasos pompeyanos. 05.02.2015

          Ya los romanos los usaban, como en Pompeya, de donde toman su nombre, para cruzar sus calles sin mancharse con la inmundicia y el barro . Pero ahora y aquí, el que se ha dicho que se hará al final del Paseo Bolívar definitivamente es un paso adelante en esta ciudad sin andenes por donde pasear y ni siquiera caminar. Decir que un semáforo allí causará trancones viales es exagerado aunque por supuesto no existirían nunca si estuviera unido con el anterior y el siguiente, generando por la Avenida 2º Norte una “ola verde”, es decir una serie de semáforos coordinados para permitir el flujo continuo del tránsito rodado sobre varias intersecciones en una misma dirección . Pero mejor seria el hundimiento de la Avenida desde el edificio Las Ceibas hasta el Conservatorio, y prolongar el puente peatonal del CAM hasta donde hoy está la Plazoleta de la caleñidad, ya propuestos por Sara María Giraldo, Heinz von Halle y el autor de esta columna en el concurso para la Manzana T´ y re

Equilibrio. 03.06.2020

En la medida en que se hace necesario prolongar el aislamiento es preciso, además de las nuevas excepciones, que se corrijan algunos desaciertos ya señalados en los medios por columnas de opinión, entrevistas e información al respecto, y considerar que la situación es diferente en cada población del país, como lo es la de muchos municipios a los que no ha llegado la pandemia y por tanto la única medida a tomar es impedirlo controlando la entrada y salida de sus habitantes. Que la información que se suministre sea completa, pertinente y debidamente documentada (y no datos inconexos que generan alarma a base de exageraciones) para que sea útil al poder compararla con la de otros países, especialmente con los que se comparten aspectos geográficos, económicos, sociales, culturales y étnicos, como Panamá, Venezuela o Ecuador de los que a excepción de lo de Guayaquil muy poco se ha informado, y casi nada del pertinente ejemplo de Costa Rica. No se ha entendido que a los adultos mayores, sano

La montaña rusa. 27.09.2001

Si; se trata de la ampliación de la Avenida de Circunvalación: una obra sin lugar a dudas torcida. ¿Es que nadie se da cuenta? Curvas que se pegan a otras curvas, en fuerte pendiente. Allí se ignoraron las mas elementales normas del diseño vial. Sus carriles desaparecen o se estrechan como si los carros fueran de caucho. Calzadas para tres carros y medio... como si   fuéramos tontos. ¿Lo somos? Por supuesto su pavimento variopinta, remendado y discontinuo no es lo de menos: ilustra la mentalidad de sus gestores, diseñadores, constructores e interventores. Y la de la opinión pública en Cali que solo se preocupa (los que se preocupan) de que este nuevo esperpento no esté ya terminado.           Para hacer semejante adefesio, financiado, junto con sus inevitables serruchos, con el dinero de los contribuyentes, se talaron muchos árboles del Parque del Acueducto, incluyendo la palma abrazada por la ceiba, y nunca se supo que pasó con los que supuestamente se trasplantaron. Con permiso d