Para la pre inauguración de la flamante sede del Deportivo Cali, cerca de Palmira, se anuncio lo fácil que era llegar. Pero el caos vehicular fue tal que muchos sólo pudieron ver el segundo tiempo del partido, y apenas habría una tercera parte de su aforo. Le consta al ex Director de Planeación de Cali, Juan Carlos Ponce de León, que sabia de los problemas de estacionamiento pues lo habían consultado a última hora para tratar de solucionarlos, y quien tampoco pudo entrar. Por lo visto en Planeación de Palmira, en donde supuestamente se aprobó la obra, no los consideraron, ni en la del Departamento, pues el trancón ocasionado por la estrechez del único acceso al nuevo estadio termino afectando a La Directa (como se llamó originalmente), por lo que muchos viajeros debieron perder sus vuelos.
Ahora tendrán que comprar mas terreno para solucionar al menos los estacionamientos, y costará mucho mas. Pero eso es parte del interés en valorizar cañales en los municipios vecinos mediante equipamientos urbanos como el Centro de Eventos, que quedo al lado de Yumbo, práctica nefasta que comenzó con la sede de Meléndez de la Universidad del Valle, mas cerca de Jamundí que de Cali. Y de nuevo es evidente la precariedad de los estudios de impacto ambiental en nuestro medio, los que además muchos creen que solo son para tratar de proteger la naturaleza. O que ni siquiera se los considera en propuestas como la de la Cámara de Comercio para transformar del todo el Parque del acueducto, como lo indica que se quiera cambiar hasta su nombre.
Como lo señala el arquitecto Hugo García, en otras partes a los estadios llega el transporte masivo y se cuenta con varios estacionamientos alrededor para un mínimo de carros que depende del máximo de espectadores posible, y con accesos diferentes para evitar la confusión, disminuir el tiempo de ingreso y salida, tener alternativas de evacuación y contar con rutas libres para ambulancias y bomberos. Aquí los muchísimos buses, taxis, carros, motos y hasta bicicletas necesarios para transportar a los aficionados de un clásico, mas el transito normal, ocuparán los tres carriles de La Directa por buena parte del trayecto, y desde luego no podrán circular a la velocidad usual. Además están los aficionados que van desde Palmira, y el peaje, los varados y choques y los eventuales pero inevitables retenes de la Policía.
Los que en lugar de ver perder cómodamente al Cali por TV tengan que viajar en la noche, que es cuando se programarán los partidos para minimizar el problema, deberán salir con mucha anticipación para el aeropuerto que, como insisten, es de Palmira, o ir por Candelaria cuando haya una salida exclusiva de La Directa al estadio. Hoy también se encontrarían con el trancón, lo mismo que por Yumbo, ya que es su otro posible acceso. Ampliar estas vías no será una solución definitiva y lo tendríamos que pagar todos para beneficio de unos pocos concesionarios y propietarios. Queda el tren de cercanías y caminar a sol y agua unos kilómetros mientras crece una alameda. Al fin y al cabo los aficionados lo solían hacer alegremente por las calles de Cali a su estadio de San Fernando antes de que la violencia y el negocio reemplazaran al fútbol.
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