Convivencia, fortalecer el respeto recíproco por los otros, en los
vecindarios que se conforman en las calles, a los que hay que fortalecer, y lo
mismo en los edificios y conjuntos de vivienda, y así contribuir a mejorar la
calidad de la vida urbana en una ciudad que aun no es tal por su acelerado
crecimiento.
Recreación, fomentar el deporte en algunas zonas verdes y no en
los parques pues es contradictorio con la diversión y descanso propios de
estos. Y ver los cerros, la cordillera y los Farallones como objetos lúdicos
del paisaje natural de la ciudad, igual que el disfrute de los parques naturales
mas cercanos.
Salud, agua y aire limpios, estimular el consumo de alimentos
sanos y orgánicos e identificar y prevenir las plagas y enfermedades más frecuentes,
y responder a las urgencias sin tanta sirena escandalosa, y tratar la drogadicción
como un problema de salud pública y poder ayudar a los drogadictos en lugar de
multarlos.
Empleo, que todo lo propuesto aquí y la semana pasada
(Propuestas/críticas (I) genere más empleo y mejor remunerado, y más pequeños
contratistas, con licitaciones y concursos públicos socializados previamente y
jurados idóneos y parcialmente permanentes, para garantizar la continuidad de
los propósitos.
Vendedores de la calle, organizarlos y legalizarlos, y ubicarlos
provisionalmente en lotes abandonados bien localizados, o utilizando
parcialmente andenes anchos y partes de plazas o plazoletas, bajo altas
cubiertas, pero en donde no invadan arbitrariamente el espacio público y si
sirvan a los transeúntes.
Ciudad de servicios, considerar que hace varias décadas Cali ya no
es una ciudad industrial, pero rodeada de la agroindustria más importante del
país y en proceso de diversificación, y de ahí la importancia de definir su
área metropolitana como igual su hinterland que abarca todo el valle del río
cauca.
Epicentro de la región pacífico, involucrar a Buenaventura, que es
el puerto más importante del país, y del subcontinente entre Panamá y Guayaquil,
mediante un tren de cercanías y una autopista de verdad, para que sea no solo
el puerto de Cali sino su bella playa, con la gran biodiversidad de la selva
tropical al medio.
Civismo, procurar muchísima
más educación para los conductores de buses, automóviles, taxis y motocicletas,
y también ciclistas, “patinetistas” y desde luego para los peatones; y para
lograr controlar el ruido ajeno y la alteración grosera de las fachadas
“privadas” que dan al espacio urbano público.
Educación, enseñar
geografía, historia y lengua, principiando por las locales, tan ignoradas y mal
interpretadas, y las ciencias y técnicas
que es necesario conocer para no volverse esclavos tontos de la invasiva
“inteligencia artificial” y por lo contrario si propiciar nuevos emprendimientos
profesionales.
Artes, música y literatura,
apoyarlas alrededor de más centros culturales y bibliotecas publicas y
llevarlas a más gente como parte de su cultura y no como un espectáculo
elitista, pero sin caer en lo meramente folclórico, y en las diversas nuevas
localidades en función del común de sus habitantes.
Deportes, diversificarlos y
evitar que se vuelvan además lucrativos negocios; y dedicar el estadio Pascual
Guerrero sólo al deporte aficionado, y que no cause molestias. Y limitar el
fútbol profesional al estadio del Deportivo Cali, más cerca de Palmira y demás
poblaciones del sur del valle del río Cauca.
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