Lo que pasa con el Mío es que es de ciegos no ver el desastre anunciado de la Calle 13, o los problemas del TransMilenio y demás sistemas de transporte colectivo similares que se iniciaron en Medellín, Barranquilla, Cartagena, Bucaramanga y Pereira (El Tiempo 07/04/2008), o los del TranSantiago en Chile. Lo debe haber entendido finalmente Peñalosa, a quien le costó la alcaldía el ni siquiera haber considerado el metro, pese a que en todas las ciudades del tamaño de Bogotá es el componente masivo e ineludible de su transporte público. Como lo es, ya no ciego si no irresponsable, seguir diciendo que el Mío funcionará este año. O que lo hará provisionalmente; quedaría demostrado que si sus buses hubieran sido de piso bajo hace tiempo que podrían haber estado circulando por las calles de siempre, reparadas, claro, como en todas partes. Son tantas sus mentiras que lo investigará la Contraloría General de la República para ver en que se gastó ese billón que duplicó lo previsto, volviéndolo el mas caro de todos, y que desde luego pagamos los contribuyentes.
Investigación que debería comenzar por el Ministerio del Transporte, que no dejó usar el corredor férreo, con la disculpa de que el Mío tenia que pasar lo mas cerca posible de la Plaza de Caicedo, como si no se hubiera podido conectar el Centro con el corredor férreo con buses por la Carrera 10 y las marginales del río. Y seguir con los que así se beneficiaron. Por que sin duda este ha sido el peor error de los muchos que se han cometido, como se ha advertido en esta columna desde hace años. Dicho corredor, hay que repetirlo, es propiedad pública, recto, ancho, a nivel, y va de Yumbo a Jamundí. Por allí ha podido ir la línea principal del Mio, si es que el tren ligero realmente era mas costoso, cosa que nunca se estableció. Sin considerar las ventajas que esta circunstancia representaba, única en el país y tal vez en el mundo, nos embarcaron en una solución mas adecuada para ciudades pequeñas, como Pereira, en donde está el único ya terminado después del de Bogotá. Y es cada vez mas evidente la incapacidad del TransMilenio de reemplazar un metro.
Cali podría haber tenido un sistema de transporte masivo de grandes buses, no necesariamente los costosos articulados, por los lados de un largo parque lineal, equivalente a un metro y compatible con el futuro tren de cercanías, cuya necesidad es indiscutible. Por lo menos habría que prever los cambios necesarios para vincular el Mío con dicho tren. Y acometer de una vez por todas la construcción de una autopista urbana de verdad, con peajes, entre Yumbo y Jamundí, por el corredor férreo, para quitarle presión a la Quinta, salvar lo que va quedando de su ignorada alameda y agilizar el transito dentro del área metropolitana que de hecho conforma la ciudad con sus municipios vecinos. Sin embargo lo mas seguro es que el año entrante nos sigan diciendo que el Mío funcionará al año siguiente, como se dijo el año pasado y el anterior. Solo que esta vez, a diferencia de la Ptar o el Basuro, ya no será tan fácil que nos olvidemos del asunto pues sin duda el tercer billón del Mío lo tendremos que pagar tambien nosotros, aunque nunca ha sido nuestro, pese a su demagógico nombre.
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