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Si pero no. 01.02.2018


          Informa El País, 19/12/ 2017, sobre “un revolcón en materia de publicidad exterior que vivirá Cali en lo próximos seis meses” según el proyecto de acuerdo que aprobó el Concejo. El registro de nuevas vallas será congelado por 10 años, y las 392 vallas existentes no podrán estar a menos de 160 metros de distancia, una y otra, no podrán afectar zonas verdes o edificios patrimoniales, y que tendrán un plazo de seis meses para hacer los cambios pertinentes. Los pendones solo serán autorizados para mensajes institucionales de la Alcaldía, y las pantallas electrónicas no podrán superar los 24 metros cuadrados. Y sólo falta la firma del alcalde para que el acuerdo entre en vigencia.
          Es un paso adelante hacia la desaparición total de las vallas aéreas en Cali. Pero según el concejal Juan Carlos Olaya, durante las discusiones del proyecto se introdujeron modificaciones que van en contravía de ese propósito, y que “en conclusión se premia a quienes durante muchos años fueron irreglamentarios y se perjudica a quienes fueron respetuosos con la norma anterior”. Y nada se dice de las vallas adosadas a las fachadas de los edificios, como insisten en La Tertulia, por ejemplo, ignorando las normas vigentes al respecto y dando un mal ejemplo a la ciudad, lo que no es fácil de entender tratándose de un museo de arte; seguro consideran que la arquitectura no lo es.
          Como se dijo aquí hace años, “es la burda privatización del cielo, el paisaje y las vistas de la ciudad; es la negación del derecho de los ciudadanos a lo bello. Es el robo permanente del espacio urbano público de la ciudad a espaldas de las autoridades y en las narices de todos. Pero concluir que es esta una ciudad de ladrones, de autoridades ineptas y corruptas y de imbéciles que se dejan robar en sus narices es seguramente equivocado; por lo contrario, posiblemente se trate de una ciudad de ciegos que se niegan a si mismos el derecho a tener una ciudad bella simplemente por que no la ven.” (Se roban a Cali, 10/03/99).
          Eliminar las vallas aéreas es necesario además porque comprometen la seguridad de los vehículos, por lo que también se deberían prohibir a lo largo de las carreteras. Y con mayor razón cerca de los aeropuertos, ya que podrían distraer a los pilotos, como esa muy alta y de brillantes luces rojas cerca de la cabecera sur de la pista del aeropuerto de Cali, como lo anuncia la tripulación de los aviones españoles que están prestando el servicio de Avianca desde Madrid; pero mientras las de aquí dirían que es el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón de Palmira pero que sirve a la ciudad de Cali, ya habrían aterrizado, los pasajeros aplaudido y en pie pese a las seguidas indicaciones de que permanezcan sentados.
          El hecho es que aquí cuesta mucho ser concreto e ir directo al grano y controlar que se cumpla, como sucede con las normas urbano arquitectónicas de la ciudad. Mas no sólo es debido a cierto talante nacional, sino también a las presiones que las prefieren incompletas, contradictorias o ambiguas, dando paso a la corrupción y por tanto a su incumplimiento, al punto de que se ha informado que mas de la mitad de las construcciones en la ciudad no tienen licencia. Es de esperar que con lo de las vallas sea diferente, como cabe esperar después de la firme decisión de la Administración Municipal de parar las obras en La Sagrada Familia.

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