Como
lo sabía bien Hugo García Paredes, silla, edificio y ciudad, tres cosas tan distintas, comparten el que en una u otra forma
son diseñadas para la gente y en función del cuerpo pero también de su
espíritu. Hugo había estudiado arquitectura en Cali, en la Universidad del
Valle -la que hizo gallarda presencia en su funeral- en donde fue profesor
hasta su jubilación hace unos años. Después de graduarse realizó estudios de
diseño en Chicago y Edimburgo, y además conoció bien Europa, especialmente
Italia, pero no olvidó a su Buga natal. Entendía bien, por lo tanto, lo que une
al diseño, la arquitectura y el urbanismo en una geografía e historia dadas.
Diseño (Del italiano.
disegno), es la concepción original de un objeto u obra destinados a la
producción en serie, ya sea gráfico, de modas o industrial, pero también la
traza o delineación de un edificio, o un plan o diseño urbanístico. Pero
igualmente es la forma de cada uno de los objetos resultantes. El diseño de una
silla (como la Silla Barcelona de Ludwig
Mies van der Rohe), un edificio (como la biblioteca Virgilio Barco de Rogelio
Salmona) o una ciudad (como Brasilia de Lucio Costa y Oscar Niemeyer) son de
inspiración modernista, por ejemplo; o, mejor, moderna, sinónimo que habría
preferido Hugo y con mucha razón.
Los arquitectos solían diseñar muebles e incluso hacían
diseño grafico, precisamente lo que más le interesaba a Hugo García, como a Diken Castro, autor de logotipos y
edificios muy reconocidos. Como decía el famoso
diseñador Ronald Shakespear “el diseño no es imprescindible; es inevitable” (A. Borrini, La Nación, 03/02/2009), y
queda demostrado con la falta de belleza que en diferente grado nos afecta a todos en esta ciudad, incluyendo a los que no se dan cuenta. La solución a este preocupante estado de cosas pasa por la
apertura en las universidades de mas programas afines al diseño, que permitan
una selección y reorientación de los estudiantes pues lo que sobra son (malos)
arquitectos.
Pero
que bueno que el Icesi, en donde Hugo García ahora era profesor, abriera una
carrera de arquitectura y otra de diseño urbano, que fueran paralelas y
complementarias a las de diseño industrial y gráfico actuales. Idea que sin
duda le habría gustado, pues la entendería a cabalidad, y que lamentablemente
los que hubiéramos estado interesados dejamos para luego. Pero siguen allá
algunos arquitectos a los que probablemente les interesaría concretarla. Un
programa mas de arquitectura poco cambiaría el hecho de que ya hay demasiados
en el país, pero sería la oportunidad de hacerlo con una visión distinta y
pertinente: desde la técnica.
Infortunadamente
la realidad es que en el último medio siglo las universidades poco han evolucionado
pues son muy conservadoras, y sólo han crecido y mejorado sus dotaciones y
sedes (y no siempre), como lo ha sostenido recientemente Pablo Navas Sáenz de
Santamaría, Rector de la Universidad de los Andes. Y el conocimiento que
albergaban en sus bibliotecas y académicos está siendo reemplazado por el
Internet, cuya información siempre ponía en duda Hugo García pero que
consultaba siempre para comprobarlo todo, incluyendo el Whisky, la pasta y la caligrafía, los que manejaba con habilidad
y placer, y el diseño de las letras que siempre le interesó.
Comentarios
Publicar un comentario