En Barcelona van a realizar un importante cambio, todo un ejemplo para ciudades que entiendan que hay que tener menos carros y mejor transporte público. Conformar supermanzanas es una iniciativa del ecólogo urbano Salvador Rueda (Barcelona, 1954) y tras su primer y exitoso ensayo en Poblenou, ahora casi se duplicarán las zonas verdes en la trama urbana de dicha ciudad, y con el visto bueno de los comerciantes. Es el cierre al cruce del tránsito vehicular en grupos de un mínimo de cuatro manzanas adyacentes, es decir cada 200 metros aproximadamente, que es lo que miden en el mismo lado dos manzanas del trazado en cuadrícula ortogonal del ensanche barcelonés diseñado por el urbanista Ildefons Cerdà en 1860.
Se trata de generar cuatro ‘cul-de-sac’, calles sin salida como se las llama aquí, pero convergentes y unidas en sus extremos, garantizando su continuidad espacial y la actividad peatonal propia de ellas. Para el Consistorio barcelonés se trata de un perfecto ejemplo del enorme partido que se puede sacar del espacio urbano público “cuando se sustrae al uso invasivo de los vehículos privados y se le busca una utilidad social”. Es recordar que “el espacio público debe ser la extensión de la vida privada” como dice Lluís Salvadó, de la Generalitat de Cataluña, pero no para su privatización, como abusivamente sucede en Cali, comenzando por los andenes, aquí por lo demás precarios en muchas calles o incluso inexistentes.
En Cali, al no contar con espacios amplios en los cruces, como los del Ensanche de Barcelona, el proyecto consistiría en eliminar el paso permanente de automóviles y motos en las dos calles en cruz que unen cuatro manzanas, permitiendo sólo el de bicicletas y por supuesto el de los peatones, que contarían con más área en forma de un paso pompeyano en todos los sentidos, con árboles al centro, y donde no haya espacio para los retornos, dejar el tránsito en un solo sentido y girando a la derecha o a la izquierda en el encuentro con la otra calle. Así se podrían ampliar los andenes y su arborización, disminuir el ruido del tránsito, y tener más seguridad en las calles con la ayuda de sus vecinos, hoy sin mayor identidad con ellas.
Serían supermanzanas que estarían unidas a otras por vías principales y estas a las arterias, conformando esas ciudades dentro de la ciudad, con centralidades peatonales, planteadas en esta columna (San Fernando, 30/01/2020, y en Caliescribe.com (Ciudades en la ciudad, 01/02/2020); nuevos sectores urbanos que serían parte de las localidades del Distrito Especial, unidos con toda el área metropolitana de Cali por un nuevo eje urbano y regional que, con el tren de cercanías al medio, acercaría a Yumbo y Jamundí, junto con los extremos de esta ciudad lineal. Eje propuesto por un grupo de profesionales adscrito a la Sociedad de Mejoras Públicas, basado en lo dicho aquí hace años (El corredor férreo, 15/11/2007).
Sería sin duda un muy económico y oportuno proyecto frente al cambio climático y a la calidad de vida en la ciudad. Es el poder del urbanismo, la otra cara de la arquitectura, y no la arquitectura del poder, como titula su libro de 2005 Deyan Sudjic. Por eso en Barcelona consideran que este objetivo hay que impulsarlo con la necesaria prudencia pero también con firmeza pues, como señala el conocido arquitecto Óscar Tusquets, su rechazo inicial fue una manifestación más de “la cultura del no”, una cierta pulsión anarquista cara a los barceloneses, que lleva a rechazar casi cualquier cambio; como pasó en Cali con los pasos pompeyanos y luego con los separadores, pues otra cosa es pedir que se diseñen y hagan bien.
Comentarios
Publicar un comentario