El muy rápido crecimiento
poblacional y la incontrolada extensión territorial de Cali, junto con el
trastorno climático, un eventual terremoto o la rotura del jarillón del río
Cauca o los dos juntos, la escasez de agua potable ante una demanda creciente,
la contaminación del medio ambiente, la alteración del paisaje natural y
muchísimo más la de su imagen urbana, la inseguridad y corrupción de todo tipo
en todas partes, y el mal comportamiento, uso y movilidad en el espacio urbano
público, sin duda amenazan la posibilidad de un mejor futuro para esta ciudad
ya casi sin pasado.
De ahí que aprovechar el
muy amplio espacio de propiedad pública entre las calles 25 y 26 a lo largo de
la línea férrea que cruza la ciudad a todo su largo y que a su vez se considere
el relieve, hidrografía, clima y su historia regional, sería parte de una
visión de una ciudad con sentido para enfrentar dichas amenazas, pero
igualmente a sus realidades económicas, sociales y culturales de mayor
actualidad especialmente teniendo en cuenta que aquí cambian mucho y muy
rápidamente, al punto que los censos, por ejemplo, cuando se acaban ya suelen
estar obsoletos o anticuados.
Se trata de establecer,
utilizando los tres millones de M/2 de ese espacio, un nuevo eje urbano y
regional que integre lo urbano, arquitectónico y paisajístico y no solamente lo
vial, lo que sería de gran impacto en el crecimiento de Cali y conformaría, con
lo económico, social y cultural, una pertinente política urbana compartida por
muchos ciudadanos, buscando una mayor calidad de vida al darle un sentido a la
ciudad, y por consiguiente unas bases mas objetivas para una mejor selección de
sus futuras administraciones a partir de su serio y confiable compromiso con
dicha visión.
Que en medio siglo ningún
proyecto para ese espacio se llevara a cabo llevó a su análisis crítico y
transdisciplinar para plantear una nueva propuesta que además incluyera los
usos del suelo, índices de ocupación y construcción, aislamientos y alturas de
las manzanas aledañas. Se estudió el Tren ligero, a partir del trabajo de Sonia
Villamizar; la infraestructura férrea en Cali y vecinos con Fernando Garcés; la
Autopista Bicentenario con German Arboleda; el Corredor Verde con María
Constanza Saade; y algunos proyectos académicos con Marcela Falla de la san Buenaventura
de Cali.
Finalmente lo
que se propone es elaborar un Plan Maestro de largo plazo, pero con revisiones
periódicas, para establecer un nuevo eje urbano y regional para Cali que
después permita planes y proyectos puntuales pero sin que se excluyan unos a
otros y considerando sus prioridades en el tiempo y en el espacio. Lo mismo que
facilitar desde su inicio la arborización a todo su largo, como también impedir
que sigan haciendo en él, o cerca, intervenciones equivocadas, o que continúe
siendo invadido. Para más información
ver <http://caliescribe.com/es/29092018-1359>.
Es la propuesta de un grupo
de profesionales interesados en el tema convocado por el ingeniero Víctor
Concha y respaldado por la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali, a la que
pertenecen algunos de sus miembros, y conformado por el arquitecto y economista
Julián Velasco, consultor local, nacional e internacional, Melanie Jara doctora
en urbanismo, y los arquitectos Juan Carlos Ponce de León ex Director de
Planeación Municipal, Oscar Mendoza y Benjamin Barney autores del Plan del
Centro Global solicitado por aquel, y Cesar Cerón y Sara Lozano asistentes
universitarios.
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