Sin ciudades no hay lugar para mas de la mitad de la humanidad. Son, con la lengua, las mayores creaciones del hombre. Comenzaron juntando viviendas y luego aparecieron las calles, y después avenidas, ágoras, foros y plazas, y tumbas, templos y palacios, mas tarde stoas, basílicas, teatros, coliseos y termas, y finalmente logias, iglesias, conventos, mercados y hospitales. Las estaciones, alamedas y parques son recientes, y las zonas verdes, autopistas y edificios altos, son modernos. Pero las ciudades siguen siendo construcciones para la vida doméstica, y la recreación, trabajo, comercio, educación, salud y gestión, mas el espacio urbano para la vida ciudadana y la circulación de personas y carros. Hoy estos consumen mucho petróleo y los edificios mucha energía, en gran parte generada con carbón, recursos no renovables cuya combustión es la mayor responsable del cambio climático que amenaza al planeta, además de desperdiciar agua potable y producir basuras, ruido, contaminación y fealdad.
Cali pasó a finales del XIX de una pequeña villa colonial, en la que sus pocos habitantes caminaban o cabalgaban por sus calles, a una ciudad muy poblada y extensa que precisaba vías para los nuevos carros, que pronto la invadieron, lo que se aprovecho para demoler lo “viejo”. Los choferes se volvieron agresivos y las motos una plaga, y no entendemos que los andenes son el primer componente de un sistema integrado de transporte público, como en todas partes. A partir de la Independencia se privatizó su suelo, volviéndose un negocio especulativo, a diferencia de muchas ciudades en las que es municipal, y se apropiaron de sus ejidos quedando apenas los humedales, los que ahora se quieren urbanizar. Creyendo modernizarla se zonificó, se abandonaron los patios, se agregaron antejardines y voladizos sobre el espacio público, y se permitieron edificios de cualquier altura en cualquier parte y Cali se narcotizó. Hoy la mayoría de las construcciones no tienen permiso y se usan para lo que se les da la gana a sus habitantes, y muchos, de origen rural, no saben convivir en la ciudad.
Hay que enseñarles a usar el espacio publico, respetar a los vecinos, conservar el medio ambiente, y a votar por programas y no por promesas. Pero también una reglamentación rigurosa de la construcción, para que la ciudad se densifique y no se extienda mas, y el control estricto de sus usos. Que crezca a lo largo del corredor férreo con edificios altos que miren a los cerros en lugar de taparlos. Unir su área metropolitana con el tren de cercanías y la autopista propuestos, alimentados por el MIO. Mejorar su centro con estacionamientos bajo sus plazas y conservando sus instituciones allí. Regularizar las calzadas y poner semáforos coordinados para organizar con eficiencia, seguridad y confort el transito de vehículos y su cruce con los peatones. Construir masivamente amplios, llanos y arborizados andenes. Hacer un gran parque urbano en la Base Aérea, que se sume al del Acueducto, único hoy de su tipo, y proteger sus cerros y ríos. Y escuelas con banda de música y biblioteca, centros deportivos y parques de barrio y puestos de salud y policía. En fin, mas urbanismo, urbanidad y estética, y menos mega negocios.
Cali pasó a finales del XIX de una pequeña villa colonial, en la que sus pocos habitantes caminaban o cabalgaban por sus calles, a una ciudad muy poblada y extensa que precisaba vías para los nuevos carros, que pronto la invadieron, lo que se aprovecho para demoler lo “viejo”. Los choferes se volvieron agresivos y las motos una plaga, y no entendemos que los andenes son el primer componente de un sistema integrado de transporte público, como en todas partes. A partir de la Independencia se privatizó su suelo, volviéndose un negocio especulativo, a diferencia de muchas ciudades en las que es municipal, y se apropiaron de sus ejidos quedando apenas los humedales, los que ahora se quieren urbanizar. Creyendo modernizarla se zonificó, se abandonaron los patios, se agregaron antejardines y voladizos sobre el espacio público, y se permitieron edificios de cualquier altura en cualquier parte y Cali se narcotizó. Hoy la mayoría de las construcciones no tienen permiso y se usan para lo que se les da la gana a sus habitantes, y muchos, de origen rural, no saben convivir en la ciudad.
Hay que enseñarles a usar el espacio publico, respetar a los vecinos, conservar el medio ambiente, y a votar por programas y no por promesas. Pero también una reglamentación rigurosa de la construcción, para que la ciudad se densifique y no se extienda mas, y el control estricto de sus usos. Que crezca a lo largo del corredor férreo con edificios altos que miren a los cerros en lugar de taparlos. Unir su área metropolitana con el tren de cercanías y la autopista propuestos, alimentados por el MIO. Mejorar su centro con estacionamientos bajo sus plazas y conservando sus instituciones allí. Regularizar las calzadas y poner semáforos coordinados para organizar con eficiencia, seguridad y confort el transito de vehículos y su cruce con los peatones. Construir masivamente amplios, llanos y arborizados andenes. Hacer un gran parque urbano en la Base Aérea, que se sume al del Acueducto, único hoy de su tipo, y proteger sus cerros y ríos. Y escuelas con banda de música y biblioteca, centros deportivos y parques de barrio y puestos de salud y policía. En fin, mas urbanismo, urbanidad y estética, y menos mega negocios.
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