Estos días de encierro dejan nuevamente en claro la gran importancia de los medios escritos en papel. En los periódicos ante todo por la posibilidad de escoger sólo mirando en sus páginas sus títulos e imágenes (incluyendo las desproporcionadas e impertinentes que lamentablemente abundan en los últimos años y que lleva a muchos a pasar la página de inmediato) y en las revistas a buscar primero los columnistas preferidos y luego pasar a otras páginas, lo que no se puede hacer tan fácilmente en Internet, o sólo encontrar a ‘los Danieles’ solos, de cuya salida de Semana sólo se manifestó Antonio Caballero, esperando que ojalá la revista “se mantenga fiel a sus más de 30 años de historia de periodismo serio e independiente”.
Porque otra cosa son esas pertinentes columnas esporádicas, que lo son justamente por la necesidad de opinar sobre algo primordial, como para estos días la de Bernardo Recamán, ‘Tribulaciones de un profesor’ en El Tiempo, 19/04/2010; o las de personajes conocidos que de vez en cuando opinan, y que si no se publican en periódicos o revistas no es posible enterarse por Internet a menos que alguien las comparta, no pudiendo uno escoger antes pues alguien ya lo ha hecho, y de las nuevas columnas, como la de Vicky Perea, sólo se sabe en los periódicos y revistas, pero cuando desaparecen toca buscar en Internet, como la de Julio César Londoño, ya que la de El Espectador igual desapareció en Cali pues éste no está llegando.
Con respecto a los libros, si bien se pueden encargar por Internet, es de lejos mucho mejor ir a las librerías para adquirirlos ya que después se pueden recorrer y encontrar sorprendentes obras como ‘La mansión’ de Anne Jacobs o ‘Conspiración’, 2010, de Juan Jesús Vallejo (para leerlo bajo la propia responsabilidad de cada cual) y casualmente toparse con amigos y conocidos y hablar de lo que sea pero inevitablemente también de libros, o ir con los compañeros de trabajo o familiares a las cafeterías que suelen acompañar algunas librerías y antes y después recorrerlas y comprar algún libro o revista. Y qué mejor que buscar entre los libros que se tienen en la casa algo para releer o para hacerlo ahora con alguno no leído.
Como lo señala claramente Juan Jesús Vallejo, el periodismo se basa en hechos y sobre esos hechos cada uno puede pensar lo que considere. “Desconfiar nos hace un poco más libres, y buscar la verdad nos da el poder para cambiar el mundo [pero] de nosotros depende que con nuestras acciones, nuestros votos y participación en redes sociales [pertinente y verificable] seamos capaces de construir un mundo más justo”. (Conspiración, 2010, p. 15). Y las lecturas, es preciso agregar, preferiblemente hacerlas en periódicos, revistas y libros, y no solamente por Internet y menos aún por los teléfonos celulares, especialmente en estos días en los que abundan los datos incompletos que llevan a despropósitos, exageraciones y engaños.
Por ejemplo cuando ingenuamente se recomienda el ‘aislamiento social’ en lugar del físico, pues por lo contrario lo que hay que auspiciar es el contacto virtual con todos los miembros de la sociedad toda, ya que conviven en un mismo mundo, y conocer su geografía, historia, ciencia, arte y deportes, ya sea leyendo en papel o por internet, y reunirse de nuevo con los familiares y amigos y viajar a otras partes, apenas se pueda nuevamente. Mientras tanto: “Son tiempos para vivirlos, para entre todos intentar entenderlos, para acompañarnos los unos a los otros, para cuestionarnos como estamos viviendo” como recomienda el profesor Recaman en su columna mencionada arriba. De ‘sentirnos rebeldes’ escribe Juan Jesús Vallejo.
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