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Orden. 04.03.2020


En realidad Cali no tiene, afortunadamente, sino un solo problema: su desorden, principiando por el cultural (arte, ciencia, educación, civismo, calidad de vida) que involucra lo urbano (espacio urbano, edificios, movilidad, equipamiento, servicios), lo económico (obras públicas, erario, impuestos, informalidad, corrupción), lo social (vivienda, salud, trabajo, recreación y deporte) y lo político (participación electoral, gobernanza, control, policía, justicia). Y desde luego hay que poner orden en el territorio oficializando el área metropolitana de la ciudad, y sus localidades (ciudades dentro de la ciudad) unidas por el nuevo eje urbano y regional, ya propuesto, con el tren de cercanías al medio.

O sea que en verdad son mínimo cinco grandes problemas cada uno con cinco ítems, de los que en la actualidad se deberían ocupar nueve Departamentos y quince Secretarías, en lugar de solo cinco departamentos cada uno con cinco secretarías, lo que facilitaría un gobierno más ordenado de la ciudad a partir de un consejo de planeación municipal de apenas cinco directores en lugar de 24 funcionarios cada uno por su lado. De todo esto ya se ha hablado en esta columna y en Caliescribe.co mas es preciso insistir en ordenar las ideas, las que, precisamente, son el primero y más obvio de los actos del entendimiento, que se limita al simple conocimiento de algo, como dice el Diccionario de la Lengua Española, DLE.

Por ahora debería bastar con recordar las primeras cinco definiciones de orden de dicho diccionario: colocación de las cosas en el lugar que les corresponde, con buena disposición entre ellas, ciertas reglas y modos de hacer las cosas, y determinadas series y sucesiones, conformando el ámbito de materias en que se enmarca algo, en este caso, el gobierno de la ciudad; y ayudan a aclarar el concepto de orden dos más: se trata del nivel o categoría que se atribuye a algo, y de la relación o respeto de una cosa a otra. Así, categoría y respeto deberían ser las palabras claves en este aparente desorden de significados; es decir, cada una de las clases establecidas en una actividad, y el acatamiento que se debe a cada una de ellas.

Y por su parte en Wikipedia se puede encontrar que: “El orden es la propiedad que emerge en el momento en que varios sistemas abiertos, pero en origen aislados, llegan a interactuar por coincidencia en el espacio y el tiempo, produciendo, mediante sus interacciones naturales, una sinergia que ofrece como resultado una realimentación en el medio, de forma que los elementos usados como materia prima, dotan de capacidad de trabajo a otros sistemas en su estado de materia elaborada”. El hecho que hay que aceptar es que sin orden no hay libertad, al contrario de lo que proclama de manera implícita el escudo nacional ya que la libertad sin orden lleva es al libertinaje, como en Cali en donde la libertad ha corrompido el orden.

Así las cosas, es decir el desorden, el problema de esta ciudad en verdad no es aquel si no el que no se entienda que hay que ponerle orden a sus soluciones, ya que son cinco, o que hay que reducir a cinco, o máximo diez, pues qué tal un partido de fútbol con equipos de 24 jugadores en un cuadrilátero con porterías en sus cuatro lados, o sea cuatro, en el que por supuesto todos los goles serían fuera de lugar; sería sin duda muy divertido al principio y por un rato pero tan agobiador como se está volviendo cada vez más la vida cotidiana en Cali, imitando a Bogotá y manejada en parte desde allá y no desde acá por el Concejo, quien tiene la palabra, asesorado por un centro virtual de arbitraje: la academia.

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