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Cocinar en casa. 11.11.2020

Como señala Edward O. Wilson en Génesis, 2019, cocinar es un rasgo humano universal y las comidas compartidas son ideales para crear vínculos sociales; y en estos días muchos han descubierto el placer de hacerlo en casa y muchas lo han redescubierto. Todo comenzó cuando los bajos muros de tierra apisonada, para defender al fuego del viento, dieron comienzo a esas viviendas permanentes que hace 10 mil años originaron en Mesopotamia las ciudades. En el valle alto del río Cauca las entrañables cocinas de las casas de hacienda evolucionaron hasta las de las viviendas actuales, en las que sus dueños poco cocinan, y ahora descubrieron que casi siempre están mal diseñadas.


En las primeras casas de hacienda, levantadas a mediados del Siglo XVIII, las cocinas estaban en ‘rancho aparte’ y las que cocinaban eran esclavas africanas acompañadas por sirvientas indígenas que luego de la Independencia lo harían en amplias, penumbrosas y bellas cocinas, ya en una de las alas de las casas y en estufas de carbón, pero los trastos se continuaban lavando en acequias cercanas, y cuando los hacendados se fueron a vivir a las ciudades ya lo hicieron en estufas eléctricas y ollas y los platos ya se lavan en lavaplatos, y todo cambió hasta los sabores por supuesto, lo que algo mejoró recientemente con las estufas a gas que de alguna manera recuerdan la llamas del antiguo fuego.

Todo esto ha llevado a que la relación de la cocina con el comedor también evolucionara, desde cuando estaban muy separados y la comida era llevada a los corredores en los que estaba dispuesta una mesa para comer; luego, en las nuevas grandes casas estilo español californiano, terminada la Segunda Guerra Mundial, se localizaron más cerca de los nuevos comedores pero separadas por un office, separación que con la vulgarización de la arquitectura moderna pronto se redujo a un muro con una puerta de vaivén, muro que posteriormente desapareció en parte con la moda de cocinar en casa, para vincular en directo la cocina con los comensales conversando en el comedor.

Y lo que muchos y muchas han descubierto o redescubierto es que en general las cocinas actuales además de no estar bien diseñadas no están equipadas. Para comenzar, las estufas suelen estar localizadas sobre el muro posterior de tal manera que la persona que cocina le da la espalda a sus invitados, por no emplear otra palabra, mientras que las neveras les presentan su frente por lo que cada vez que se abren se ve su desorden y molesta su luz, y los vanos que comunican cocina y comedor no siempre cuentan con una barra que los separe y no permita que quienes están sentados en el comedor vean los trastos de la cocina; y, para terminar, los terminados de las cocinas actuales no son los mejores.

En conclusión, no hay que olvidar que una cosa es cocinar y otra comer por lo que no se debe comer en la cocina lo cocinado en ella, lo que hay que llevar al comedor así sea para sólo el que cocino en casa, ya que ellas no acostumbran a hacerlo al menos si alguien las está viendo.
Finalmente, cocinar en casa es para comer en casa caliente y no frío como lo que llega de un restaurante en una moto, a los que es mucho mejor ir ya que comer con otros es más placentero y al tiempo se pueden ver a la distancia a otras personas más desconocidas que las que uno cree conocer, o cocinar en casa para invitar a los amigos a comer en casa para agregar de sobremesa ron y habanos o lo que sea.

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