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¿Un buen candidato? 10.02.2021

 Afortunadamente ha surgido un posible candidato a la presidencia que impediría que se repita lo de siempre en Colombia desde hace muchos años: que al abstenerse la mayoría de los ciudadanos a votar “porque para qué, si todo sigue igual”, sea de nuevo una minoría la que elija alguno “por ser el menos malo” o lo haga por ideologías extremistas o ingenuas, o por clientelismo o que simplemente venda su voto, incluso por promesas incumplibles o que se olvidan al poco tiempo. Por lo contrario, que ahora sean los ciudadanos los que escojan un nombre a lo largo de un debate público, y no los partidos y menos los conformados a última hora y a la carrera, aunque desde luego lo podrán respaldar.

Su formación es la mejor desde su inicio en su casa y luego en un destacado colegio laico y bilingüe de la Capital, estudió en dos de las mejores universidades del país, especialización en China y doctorado en una reconocida universidad inglesa. Es autor de varios libros de política e historia, ya señalados por prominentes columnistas de la prensa nacional, y además es conocedor de las más importantes e interesantes ciudades del mundo y de sus problemas urbanos, lo que es de suma pertinencia en un país en el que casi las tres cuartas partes de sus habitantes ya lo hacen en ciudades, pero sólo muy recientemente, de una generación a otra y sin ninguna cultura urbana previa.

Su experiencia en la administración pública a nivel municipal, departamental y nacional es completa y verificable, como diplomático su relación con Joe Biden durante el gobierno de Obama fue estrecha, y además ha participado en diversos encuentros de la Unión Europea y en foros mundiales, lo que le permite pensar en el país dentro del mundo y no aislado del mismo como si pudiera estarlo. Pero además de su experiencia, lo que también cuenta, y mucho, es su formación y su experticia para sacar adelante ideas buenas y factibles, asegurando que se continúen después de los ocho años con que apenas contará para iniciarlas, y asegurar su permanencia en el pensamiento de los ciudadanos.

Su entorno social es primordialmente de académicos, científicos, artistas y deportistas aficionados, entre los que se cuentan todos sus amigos más cercanos, además todos ellos bastante conocidos; y además la posibilidad de nepotismo es nula en este caso ya que no tiene hijos, ni sobrinos, ni tíos, y sus padres ya son adultos mayores jubilados cuya vida es sin duda intachable. La posición de este candidato ante todo tipo de discriminación (económica, social, cultural, étnica o de genero) es bien conocida y demostrada a lo largo de su gestión pública, y por supuesto no ha tenido problemas con la Justicia, ni siquiera multas de tránsito, ni tiene otros asuntos privados sin resolver.

Con el breve resumen en los párrafos anteriores, no pocos lectores podrán identificar fácilmente este candidato, y lo mejor para el país es que su nombre surja a la vez de muchos ciudadanos y variadas personalidades que entiendan, pensando y no creyendo; y que ante todo se trata de elegir conocimientos, experiencias, experticias y propuestas factibles. Entender que se trata de un equipo y no apenas de su líder, y no solo escoger un nombre sin mayor criterio o por puro extremismo, o abstenerse de votar, lo que está por acabar con la democracia en este país como ya sucedió en otros como Venezuela, o como incluso hubiera pasado en Estados Unidos si hubieran reelegido a Trump.

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