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Libertad y orden. 09.06.2021

       Para que haya libertad es fundamental que exista no solo la noción abstracta de que eres libre de elegir tus acciones, sino la capacidad de ejercitar esa libertad. (Daron Acemoglu y James A. Robinson, “El Pasillo estrecho / Estados, sociedades y cómo alcanzar la libertad”, 2019, p. 26).

      Y, por otro lado, “orden”, siguiendo las definiciones que da el DLE, viene a ser la colocación de las cosas en el lugar que les corresponde y su buena disposición entre sí mediante una regla o modo para lograrla siguiendo una serie o sucesión; determinantes que son todos imprescindibles para alcanzar la libertad evitando caer en la anarquía en el azaroso y estrecho pasillo en su búsqueda.

      “El problema de la libertad, sin embargo, abarca varios aspectos. Estas mismas normas que han evolucionado para coordinar acciones, resolver conflictos y generar una interpretación compartida de la justicia, también crean una jaula, que impone sobre la gente un tipo de dominación diferente, pero que igualmente le quita poder”. (p. 41).

    Justamente lo que sucede con las creencias, ya sean religiosas, históricas, políticas, sociales y hasta económicas, que llevan a que las personas no piensen y se crean libres aunque no lo sean, y esa falsa libertad de muchos impide la verdadera libertad para todos garantizada está por el orden común y el respeto debido a los otros aunque sean pocos.

     “Cuando las tradiciones y las costumbres se arraigan de manera tan profunda, empiezan a regular muchos aspectos de la vida de las personas”. (p. 46). Es decir, que hay que procurar siempre que el necesario orden de las cosas no se torne negativo al no mantenerlas en el lugar que les corresponde y lleve a constreñir la libertada de todos y, finalmente, esto lleve al rechazo, incluso violento, de las tradiciones y costumbres. Y lo mismo se podría decir acerca de esas recientes costumbres traídas de otras partes y que son impuestas socialmente por modas con fines meramente comerciales y no producto de creativas transculturaciones, como si lo fueron lentamente antes.

      “La libertad no se puede planificar y su destino no puede garantizarse con un sistema inteligente de controles y contrapesos. La movilización, la vigilancia y la asertividad de la sociedad son necesarias para que funcione”. (p. 99). Para lo cual es preciso más y mucho mejor educación para todos, que permita formar ciudadanos que piensen a fondo y no que simplemente crean; en otras palabras, educados y no apenas instruidos, lo que les permitirá, cuando ya cuenten con experiencia y respetando las reglas y modos, buscar qué es lo que hay que hacer para que las cosas evolucionen sucesivamente pero solo en la medida en que sea justo lo necesario, evitando caer más allá.

      Como señaló Roosevelt “... la verdadera libertad individual no puede existir sin seguridad e independencia económica”. (p. 613). Es decir, sin orden, pero no apenas económico, sino también social y cultural, y urbano por supuesto aunque aquí y ahora pocos entiendan la importancia de las ciudades. Aspectos todos cuyo orden está garantizado por la política, en este caso la democracia, pese a ser “el menos malo de los sistemas políticos” como dijo Churchill. La libertad sin orden lleva a una anarquía ya que sin libertad ni orden; y el orden sin libertad impuesto a la sociedad a la dictadura; por eso mejor Orden y Libertad al mismo tiempo y cambiar en el escudo nacional el orden de su lema.

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