Ir al contenido principal

Ciudad, Igualdad, Felicidad. 03.11.2021

El título de este libro de Enrique Peñalosa Londoño debería llevar a reflexionar a ciudadanos y políticos, mujeres y hombres, sobre la importancia de las ciudades en países como Colombia en donde casi las tres cuartas partes viven en ellas, y que además de crecer rápidamente aumenta más la demanda de viviendas para familias cada vez más pequeñas y por lo tanto mayor su número. Y si lo leyeran entenderían la estrecha relación de las ciudades con la igualdad y la felicidad, ya que ahora se tienen que buscar en ellas y de ahí la importancia del urbanismo (incluyendo el paisajismo) y la arquitectura para lograr mejores ciudades que lo propicien, mejor densificadas que mal extendidas.

Ciudad, como la define el DLE, es un conjunto de edificios y calles, regido por un ayuntamiento, cuya población densa y numerosa se dedica por lo común a actividades no agrícolas. Hasta aquí es fácil entenderlas así pero ya no lo es tanto si se indaga sobre lo que las hace ciudades que propicien la búsqueda de la igualdad y la felicidad pues, paradójicamente, no es la igualdad de sus diferentes sectores sino, por lo contrario, lo que los diferencia, en donde se encuentra la felicidad moviéndose de unos a otros; y por supuesto las ciudades más entrañables y a las que se visita y regresa una y otra vez son las diferentes… además de la propia, aunque no sea una cosa ni la otra.

Igualdad, por su parte y tal como la define el DEL, es la conformidad de algo con otra cosa en naturaleza, forma, calidad o cantidad; precisamente todo lo contrario de una bella ciudad que propicia con las diferencias en naturaleza, forma, calidad y cantidad de su arquitectura y urbanismo, la igualdad de sus diferentes habitantes.

Igualdad que justamente se logra respetando sus diferencias y gozando de ellas, lo que finalmente conduce a la felicidad, lo opuesto al mortal aburrimiento que sería el que todas las ciudades fueran iguales, ellas mismas y a las demás, y con todos sus habitantes iguales, haciendo del todo inútil el recorrerlas o viajar a otras en busca de felicidad en cuya diversidad está el placer.

Felicidad es el estado de grata satisfacción espiritual y física, dice sencillamente el DEL, pero hay que agregar que este estado no es el mismo para todos en todas partes, y de ahí el rotundo error de creer que deberíamos ser iguales y no pensar que de lo que se trata es de disminuir las diferencias extremas y sobre todo de no discriminar las oportunidades. Que todos los habitantes de una ciudad puedan gozar juntos de sus partes comunes, y separados, más no aislados, de las propias, a las que sus respetuosos visitantes sean bienvenidos, ya sean propios o viajeros, que no vulgares turistas, como se debe hacer cuando se visitan otras ciudades a las que se recuerda al regresar a la propia y los propios.

Debido a todo lo anterior, hay que reconocer la importancia para las ciudades, y en ellas para la igualdad y la felicidad, del urbanismo (incluyendo el paisajismo) y la arquitectura, oficios, que no disciplinas, cuya historia y práctica tanto ignoran tantos alcaldes y concejales, tantos gobernadores y diputados, y tantos presidentes y congresistas. Se trata, como dice el DLE, del conjunto de conocimientos relacionados con la planificación y desarrollo de las ciudades, y de la organización de sus edificios y espacios: el urbanismo; y del arte (y la técnica) de proyectar y construir edificios: la arquitectura, la que le tendría que interesar más a Enrique Peñalosa de cara al cambio climático.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasos pompeyanos. 05.02.2015

          Ya los romanos los usaban, como en Pompeya, de donde toman su nombre, para cruzar sus calles sin mancharse con la inmundicia y el barro . Pero ahora y aquí, el que se ha dicho que se hará al final del Paseo Bolívar definitivamente es un paso adelante en esta ciudad sin andenes por donde pasear y ni siquiera caminar. Decir que un semáforo allí causará trancones viales es exagerado aunque por supuesto no existirían nunca si estuviera unido con el anterior y el siguiente, generando por la Avenida 2º Norte una “ola verde”, es decir una serie de semáforos coordinados para permitir el flujo continuo del tránsito rodado sobre varias intersecciones en una misma dirección . Pero mejor seria el hundimiento de la Avenida desde el edificio Las Ceibas hasta el Conservatorio, y prolongar el puente peatonal del CAM hasta donde hoy está la Plazoleta de la caleñidad, ya propuestos por Sara María Giraldo, Heinz von Halle y el autor de esta columna en el concurso para la Manzana T´ y re

Equilibrio. 03.06.2020

En la medida en que se hace necesario prolongar el aislamiento es preciso, además de las nuevas excepciones, que se corrijan algunos desaciertos ya señalados en los medios por columnas de opinión, entrevistas e información al respecto, y considerar que la situación es diferente en cada población del país, como lo es la de muchos municipios a los que no ha llegado la pandemia y por tanto la única medida a tomar es impedirlo controlando la entrada y salida de sus habitantes. Que la información que se suministre sea completa, pertinente y debidamente documentada (y no datos inconexos que generan alarma a base de exageraciones) para que sea útil al poder compararla con la de otros países, especialmente con los que se comparten aspectos geográficos, económicos, sociales, culturales y étnicos, como Panamá, Venezuela o Ecuador de los que a excepción de lo de Guayaquil muy poco se ha informado, y casi nada del pertinente ejemplo de Costa Rica. No se ha entendido que a los adultos mayores, sano

La montaña rusa. 27.09.2001

Si; se trata de la ampliación de la Avenida de Circunvalación: una obra sin lugar a dudas torcida. ¿Es que nadie se da cuenta? Curvas que se pegan a otras curvas, en fuerte pendiente. Allí se ignoraron las mas elementales normas del diseño vial. Sus carriles desaparecen o se estrechan como si los carros fueran de caucho. Calzadas para tres carros y medio... como si   fuéramos tontos. ¿Lo somos? Por supuesto su pavimento variopinta, remendado y discontinuo no es lo de menos: ilustra la mentalidad de sus gestores, diseñadores, constructores e interventores. Y la de la opinión pública en Cali que solo se preocupa (los que se preocupan) de que este nuevo esperpento no esté ya terminado.           Para hacer semejante adefesio, financiado, junto con sus inevitables serruchos, con el dinero de los contribuyentes, se talaron muchos árboles del Parque del Acueducto, incluyendo la palma abrazada por la ceiba, y nunca se supo que pasó con los que supuestamente se trasplantaron. Con permiso d