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Limpiar la casa. 06.04.2022

 Además de cocinar, comer, trabajar, estudiar, leer, oír música, jugar, dormir o simplemente estar en casa, toca todos los días limpiar la casa. Así lo hagan los empleados o personalmente sus habitantes, ya sea eliminando lo que se ve feo, está sucio o huele mal, barriendo, aspirando, trapeando o limpiando con un trapo húmedo, considerando que no es apenas un asunto de higiene y salud si no igualmente necesario para vivir más y mejor la casa. Pero hay que hacerlo disfrutándolo, al menos mínimamente, y sobre todo gozándolo después al vivirlo, y desde luego sin dramatizar, pues una casa exageradamente limpia es sospechosa al evocar un cuarto de hospital y no un verdadero hogar.

Como recuerda el DLE, limpiar no se trata solo de quitar la suciedad sino también lo que es superfluo o que estorba; lo que remite a la necesidad de que haya orden en casa, que las cosas estén colocadas en el lugar que les corresponde, y que exista una buena disposición entre ellas. Parece todo muy sencillo pero la realidad es que poco se cumple en las casas, al punto de que una muy limpia y ordenada parece no habitada y que se la ha puesto así para tomar fotografías para una revista de decoración, enfocadas a la combinación de elementos ornamentales y su acomodación en un espacio interior y que no muestran exteriores así como las de arquitectura son escasas en interiores.

Exteriores conformados por fachadas, cerramientos y cubiertas, a los que más que todo lo que hay que darles es el mantenimiento necesario y periódico para que puedan seguir funcionando adecuadamente, el que por supuesto incluye su limpieza, pero diferenciado lo relativo a su funcionamiento físico de su apariencia estética. Es necesario considerar que la pátina de los materiales naturales es muy diferente a los daños de los artificiales; que una mancha en los primeros es parte de su atractivo, como en una blanca pared encalada, mientras que en los segundos su daño es definitivamente feo, como una muy visible rayadura en una lámina plástica.

Para limpiar y mantener una casa, adentro y afuera, y conservarla ordenada y emocionante, son convenientes unos pocos hábitos personales y familiares como disponer de los desperdicios y basuras en los sitios indicados, volver a poner las cosas en donde estaban y no cambiar nada de sitio sin pensarlo, casi como en un cuartel. Y no caer en el falso orden como esas personas que no leen mucho y ponen los libros en las bibliotecas según su tamaño y no por su autor o tema respectivo: una es definitivamente fea y aburridora y la otra variada y útil e invita a la lectura, es imprescindible en las bibliotecas con muchos libros y en diferentes partes de la casa.

Ya con la casa limpia y con su debido mantenimiento realizado, es todo un placer cocinar, comer, trabajar, estudiar, leer, oír música, jugar, dormir o simplemente estar en casa o recibir visitas u ofrecer almuerzos o cenas; y entre tanto pensar cómo hacer para que limpiarla y mantenerla, e incluso hacerle reparaciones, sea un placer; y no son pocos los descubrimientos que se hacen, basta intentarlo y reírse. ¿Cómo lograr que barrer o trapear sea divertido? ¿Cómo silenciar la aspiradora? ¿Cuándo el polvo se convierte en mugre? ¿Velas aromáticas versus malos olores? Son más las preguntas que las respuestas y en eso estriba el placer de limpiar la casa, solo que repetidas todos los días no.

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