La cortedad de alcances y de miras recurrente en casi todas las propuestas urbanas para Cali, si no en todas, es evidente en las varias que sucesivamente se han hecho, olvidado y sustituido para el muy amplio y prácticamente recto y a nivel corredor urbano, de propiedad pública nada menos, a lo largo y justo por la mitad de la ciudad, entre las calles 25 y 26, por cuyo centro corre la abandonada vía férrea, una miopía más aquí y en el país.
Como ya se dijo en esta columna, el sistema de transporte masivo dirá mucho sobre lo que es Cali y lo que será (un Metro para medir a Cali, 01/06/1998) pero sigue mudo pese a ser civilizador como se puede comprobar en México, Caracas o Medellín.
Primero, hace más de veinte años, fue el llamado entonces tren ligero, luego una autopista urbana, después un ‘corredor verde’ que terminó haciéndose en la carrera Octava, y, finalmente, de nuevo el tren llamado ahora de cercanías, del que preocupantemente no se ha vuelto a saber nada pese a ser urgente. Y en ninguna de estas propuestas básicas se consideró la posibilidad de que pudiera coexistir con las anteriores y mucho menos en que se podían apoyar unas a otras, o al menos que en definitiva ninguna constituyera en el futuro un impedimento, dificultad o inconveniente para las otras: un innecesario obstáculo urbano como sí lo es ahora el miope abandono del corredor férreo.
Ante esta situación, un grupo de profesionales interesados en el urbanismo y la arquitectura, apoyados por la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali, realizó un trabajo para demostrar que en dicho corredor no solo cabían todas las propuestas mencionadas, sino además la prolongación y mejora del par vial de la 25/26, sendas ciclovías, amplios andenes arborizados, un parque, una zona verde lineal acompañada por una alameda y una fila de generadores eólicos. Y una nueva reglamentación de las construcciones en todas las manzanas a su largo, incluyendo un ancho pórtico, una plataforma comercial y de oficinas continuas de pocos pisos, y altos bloques de vivienda aislados y retrocedidos.
La pregunta que queda es por qué dicho trabajo, que por supuesto no es un proyecto y ni siquiera una propuesta, sino apenas una llamada de atención, no le ha llamado la atención ni a las autoridades municipales, ni a los gremios que tienen que ver con el tema, ni a las universidades, ni a los ciudadanos pese haber sido presentada en muchas ocasiones a muy diversas personas y funcionarios. Y la respuesta es sin duda la cortedad de alcances y de miras al respecto: la ignorancia de la importancia del urbanismo y la arquitectura para una mejor ciudad junto con la simple copia de lo que viene de afuera sin tener en cuenta las diferencia geográficas e históricas de esta ciudad.
Las tres P que, señala Moisés Naím en La revancha de los poderosos, 2022, explican esta miopía del urbanismo, el paisajismo y la arquitectura en esta ciudad tan poco urbana; el populismo evidente de muchas propuestas, la polarización de sus objetivos excluyentes, y las posverdades producto de informaciones superficiales, no pertinentes o egocéntricas, que anulan cualquier debate serio al respecto, ampliando los alcances y miras de todos los proyectos. Todo un grave defecto en la visión total de la ciudad a cuya corrección pretenden esos profesionales mencionados, apoyados por la SMP, mediante su muy pertinente ejemplo de un Nuevo Eje Urbano y Regional para Cali.
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