El régimen de la información. Este primer capítulo de Infocracia, de Byung-Chul Han, publicado en 2022 (pp. 9 a 24), trata de cómo “la forma de dominio en la que la información y su procesamiento mediante algoritmos e inteligencia artificial determina de modo decisivo los procesos sociales, económicos y políticos [y] acoplado al capitalismo de la vigilancia […] degrada a las personas a la condición de datos y ganado consumidor.” Ahora la vigilancia tiene lugar a través de los datos mediante la información digital, y entre más comunicación más vigilancia, y “se apodera de la psique mediante la psicopolítica [pero] las personas no se sienten vigiladas, sino libres”.
“La paradoja de la sociedad de la información es que las personas están atrapadas en la información [y] el dominio se oculta fusionándose por completo con la vida social.” Y, como hace tiempos se ha pensado pero no se cree, el punto es que: “El Smartphone está demostrado ser un eficaz informante que nos somete a una vigilancia constante.” A diferencia del poder basado en la disciplina “El capitalismo de la información se apropia de técnicas de poder neoliberales [pero] no funciona con coerciones y prohibiciones, sino con incentivos positivos. Explotan la libertad, en lugar de suprimirla [pasando por alto que:] El consumo y la revolución son mutuamente excluyentes”.
Según el DEL, “dato” viene del latín datum y este de dare: “lo que se da”; en este caso “información sobre algo concreto que permite su conocimiento exacto o sirve para deducir las consecuencias derivadas de un hecho”; de ahí de la prudencia de verificar los datos y nodarlos por hechos confirmados. Sin embargo: “El datismo no imagina otra realidad detrás de lo dado, detrás de los datos, porque es un totalitarismo sin ideología”. Es decir, es un poder que controla coactivamente las relaciones sociales sin un “conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político”.
Además: “El régimen de la información […] aísla a las personas: incluso cuando se reúnen, no forman una masa, sino enjambres digitales que siguen a un líder, sino a sus influencers [y] se apodera de los individuos mediante la elaboración de perfiles de comportamiento”. Y por último: “Todo cambio fundamental en los medios de comunicación crea un nuevo régimen. El medio es el dominio”. En este caso esta columna, Infocracia v/s Democracia, pretende ser el mensaje, como posiblemente hubiera pensado Marshall McLuhan, invitando a leer lo que plantea Byung-Chul Han en su libro, en lugar de aislarse de lo presencial entregándose ingenuamente a lo sólo virtual.
Los siguientes cuatro capítulos del libro son: Infocracia, El fin de la acción comunicativa. Racionalidad digital y La crisis de la verdad. En este último se concluye que: “En la era de las fakenews, la desinformación y la teoría de la conspiración, la realidad y las verdades fácticas se han esfumado La información circula ahora, completamente desconectada de la realidad, en un espacio hiperreal. Se pierde la creencia en la facticidad. Vivimos en un universo desfactificado. Junto con las verdades fácticas desaparece también el mundo común al que podríamos referirnos en nuestras acciones” (p. 71). Es así es cómo se ha socavado “la distinción entre verdad y mentira” (p. 73).
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