Ir al contenido principal

El valor del patrimonio. 07.06.2023

 Dependiendo de cada caso particular, el valor del patrimonio cultural material, como lo es el patrimonio arquitectónico, sean espacios urbanos públicos, edificaciones o monumentos, depende de diferentes aspectos o a veces de todos. Se trata entonces de establecer su valor histórico, social, ambiental, económico, político, de originalidad y simbólico, en el orden pertinente para cada ejemplo y según los que se busque destacar más, después de valorar dichos aspectos independientemente. 

El valor histórico está relacionado con la memoria de la época, que representa la sociedad en su conjunto, la que se “apropia” del patrimonio arquitectónico  con los recuerdos que transmite de generación en generación, como a los individuos que se han relacionado con él en alguna forma, pasando las experiencias y enseñanzas que evoca a ser parte de su memoria y así reutilizables.

Su valor social radica en la unión que propicia entre las diversas condiciones económicas, sociales, étnicas, culturales y de origen, de los habitantes que lo comparten en una ciudad, en su condición de hito urbano, y referencia para todos. O como una imagen común a los habitantes de un país y su visitantes, del paisaje urbano, agrario o natural de un territorio dado, al que identifican.

En cuanto a su valor ambiental, estriba en qué tanto afecta a su entorno en relación con la radiación solar, los vientos, las lluvias, la vegetación, la fauna y la flora; o cómo lo mejora propiciando  un ambiente menos contaminado y más grato para los vecinos como para los que periódicamente lo visitan. Y por eso hay que valorar la diferencia entre un patrimonio conservado y uno abandonado.

Lo de su valor económico, que es básico pues es el que permite conservar el patrimonio arquitectónico, usualmente va por cuenta del turismo que genere, el que además se irradia a los predios vecinos al valorizarlos, al sector de la ciudad en donde se encuentre, y hasta a la ciudad misma, pues en ellas suelen estar la gran mayoría de las edificaciones y monumentos, o que a partir de estos se conforman. Pero también un exceso de turismo puede a la larga desvalorizar sus alrededores.

Su valor político obedece al poder que representa: religioso, militar, monárquico o dictatorial o, si es de origen democrático, en cómo utilizarlo a partir de los ciudadanos y no del poder, beneficiando a todos de una u otra manera y no apenas codiciosamente a sus propietarios, generando en el proceso corrupción, pues ciudad, patrimonio material y política, son siempre inseparables.

El valor de su originalidad depende en cada ejemplo de la cantidad de edificaciones o monumentos similares existentes, de su ubicación en la ciudad o en el campo, de su emplazamiento en el sitio mismo, y de la singularidad de su imagen o construcción o de las dos. Y en este caso pueden intervenir otros factores pertinentes para cada caso; o la sola mención en una placa a su recuerdo.

Finalmente, el valor simbólico de un patrimonio arquitectónico depende ante todo de en cuál de los temas anteriores sobresale más, y de la importancia que se le dé al mismo en cada lugar. De ahí que deba ser conservado sin mayores cambios, pues de lo contrario sería un ícono falso, y cuando se lo transforma mucho pasa a simbolizar otra cosa, incluso justamente la contraria; pero cuando se lo demuele desaparece físicamente pero permanece su memoria, la que se recuerda en una placa.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasos pompeyanos. 05.02.2015

          Ya los romanos los usaban, como en Pompeya, de donde toman su nombre, para cruzar sus calles sin mancharse con la inmundicia y el barro . Pero ahora y aquí, el que se ha dicho que se hará al final del Paseo Bolívar definitivamente es un paso adelante en esta ciudad sin andenes por donde pasear y ni siquiera caminar. Decir que un semáforo allí causará trancones viales es exagerado aunque por supuesto no existirían nunca si estuviera unido con el anterior y el siguiente, generando por la Avenida 2º Norte una “ola verde”, es decir una serie de semáforos coordinados para permitir el flujo continuo del tránsito rodado sobre varias intersecciones en una misma dirección . Pero mejor seria el hundimiento de la Avenida desde el edificio Las Ceibas hasta el Conservatorio, y prolongar el puente peatonal del CAM hasta donde hoy está la Plazoleta de la caleñidad, ya propuestos por Sara María Giraldo, Heinz von Halle y el autor de esta co...

El estado de la cuestión. 21.02.2024

 Se trata de la base teórica sobre la que se sustenta un escrito, o que se rebate en su desarrollo posterior, y que forma parte del mismo. Pero si bien es lo ético en una columna de opinión, debería ser obligatorio en toda propuesta para la ciudad, lo que no suele suceder en Cali en donde cada cuatro años cada nuevo Gobierno Municipal simplemente ignora las propuestas de los anteriores e improvisa otras. Es lo que ahora hay que evitar en el caso del interés actual por el Centro de la ciudad o la propuesta para el Tren de cercanías, la que primero que todo se debería sustentar en la conformación del Área Metropolitana de la ciudad a partir de la que de hecho ya existe. El Área Metropolitana es la que engloba una ciudad principal (la metrópolis) que le da su nombre, y una serie de ciudades dormitorio, industriales, comerciales o de servicios (Wikipedia). Por eso la de Cali no se debe confundir con la región de ciudades del valle alto del rio Cauca, que se extiende de la Virginia a Sa...

Viaje a la arquitectura

  Recorriendo su bello país de la mano de José Saramago (Azinhaga, Portugal 1922-2010 Tías, Las Palmas, España, Premio Nobel de Literatura de 1989) de octubre de 1979 a julio de 1980, es muy grato encontrar a lo largo de Viaje a Portugal, 2022, más de 726 páginas de comidas, bebidas, gentes, paisajes, plazas y parques. Y capillas, iglesias, palacios, castillos y murallas -17 declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco- la gran mayoría muy interesantes para entender, con las palabras de Saramago, en qué consiste lo emocionante que pueden ser, y por qué “la utilidad no es incompatible con la belleza” (p. 450) y que “la arquitectura, sólo por sí, puede hacer feliz a un hombre” (p. 439). Escribiendo sobre la iglesia del Senhor Bom Jesus, en Matosinhos, dice Saramago que su arquitecto, Nicolau Nasoni (San Giovani, Valdarno, Italia 1691-1773 Oporto, Portugal) supo “entender los misterios del granito lusitano, darles espacio para llegar mejor a los ojos, alternando lo oscuro de la...