Considerando que el acertado control y orientación de Cali, en tanto artefacto, y de los caleños, en tanto sus habitantes, se debe en buena parte a sus Concejales y Alcaldes, es pertinente que los ciudadanos con derecho a votar piensen mejor en los precandidatos que ya hay, los que son muchos dificultando aún más su acertada escogencia, lo que contribuye a que muchos se abstengan de votar sumándose a esa mayoría que en Colombia usualmente no lo hace por desconocimiento o “porque para qué si todo sigue igual”. De ahí la utilidad de plantearse unos cuantos requisitos que permitan seleccionar más fácilmente mejores candidatos para que Cali no siga igual sino peor, justamente.
Deberían ser personas, hombres o mujeres, que tengan estudios, conocimientos y experiencias en el tema de las ciudades y sus habitantes, y en su manejo político. Que identifiquen los principales problemas de Cali y sus ciudadanos, y los interrelacionen para proceder a proponer soluciones, y cómo las llevarían a cabo y financiarían. Que expliquen cómo conformarían sus equipos de gobierno, y a quiénes consultarían para hacerlo. Que resuman todo lo anterior en propuestas concisas para su periodo de gobierno, y cómo serían sus relaciones con el Gobierno Nacional y Departamental. Y que declaren sus bienes e ingresos, y no tengan problemas jurídicos y económicos en curso.Pensando en la posibilidad de que en las próximas votaciones para la Alcaldía y Concejo de Cali gane el voto en blanco, hay que asegurarse entonces de que los nuevos candidatos que se presenten a las segundas elecciones que se llevarían a cabo cumplan con lo dicho en el párrafo anterior. Sus propuestas concretas serían las que los ciudadanos deben analizar, junto con quienes son los que las proponen, y no votar inducidos por las polarizaciones, populismos y falsedades de los politiqueros que por supuesto también se presentarían; o, si es del caso, votar de nuevo en blanco dejado en claro su desacuerdo con el candidato que gane según lo establece la ley en este caso.
En conclusión, hay que identificar aquellos candidatos que demuestren comprender lo difícil que es poder planificar una ciudad que crece tan rápidamente como Cali sin considerar siquiera el territorio que ocupa ni la población que ya tiene (total y flotante), y sin reflexionar sobre su geografía (clima, topografía, vegetación, fauna y paisajes) e historia (orígenes, culturas, tradiciones, costumbres y usos) ni cómo reaccionar ante una nueva pandemia, ni cómo esta ciudad contribuye al cambio climático ni cómo este la afectará en los próximos años. Y que tengan claro cómo serán sus relaciones con los gobiernos Departamental y Nacional y capacidad para manejarlas en beneficio de su ciudad.
Todo lo cual es básico para plantearse un objetivo a largo plazo y para tomar las acciones pertinentes a corto plazo, saber que modelos de todo el mundo analizar y, finalmente, lograr un consenso entre los conocedores de la ciudad, sus estudiosos y los de las ciudades y sus arquitecturas, los trabajos adelantados en las universidades, la evaluación de los planes ya realizados, y la comprensión de los ciudadanos a partir de su educación como tales. Poder planificar seriamente la planificación de Cali lo más pronto posible, exige encontrar candidatos con las mejores y factibles propuestas para lograrlo en cuatro años pues, equivocadamente, no pueden ser reelegidos de inmediato.
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