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Adiós a los andenes. 16.05.2002


En la banca de inversión sabrán mucho de inversiones y negocios y los expertos brasileños de buses articulados, pero es evidente que no les interesa el espacio urbano ni la gente. No les importa que para que quepa en Cali su sistema de buses articulados de plataforma alta y estaciones (como el Transmilenio) no quede nada para ampliar los andenes: ese no es su problema. Pero si que lo es de los caleños: no tienen por donde caminar ni circular en bicicleta.
          Se necesitan cuatro metros para el espacio de las estaciones; 14.40 para los cuatro carriles exclusivos para los buses, dos en cada sentido; otros 14.40 para los cuatro carriles para los demás vehículos, dos en cada sentido; un metro para los dos separadores que separan los carriles de los buses de los otros carriles; y, finalmente al menos diez para los dos andenes, cinco para cada uno, para poderlos ampliar, arborizar y dotar de ciclovía; en total, 43.80 metros. Es decir, que de las vías propuestas solo sirven algunos tramos de las calles 5ª y 70, de la carrera 1ª y  la  avenida 3ª Norte, y toda la denominada Autopista Suroriental. En el resto habrá un carril único en cada sentido para los buses y sus recorridos serán sinuosos (al entrar a las bahías de las estaciones cada 500 metros) haciendo el sistema lento e inseguro; y se sacrificará la posibilidad de ampliar los andenes (que dirá Peñalosa) justo a lo largo de las estaciones. Y pasar por el casco viejo de la ciudad buses de plataforma alta y poner allí cuatro estaciones es un despropósito que tampoco han medido. La calzada de la calle 13 solo tiene 18 metros de ancho y, aunque se haga un par vial con la 15, aun tendrá que dar cabida a las estaciones, el carril para los buses y los otros dos para los otros vehículos, no quedando nada para ampliar los andenes precisamente en donde más se necesita pues se trata del centro de la ciudad.
          Pero lo peor de todo son las estaciones en dichas calles: tendrán que ponerse en uno de los andenes con el agravante de que necesariamente son muy largas y están levantadas casi un metro sobre el nivel del anden. Es decir que, en una buena parte de su longitud, estos andenes se convertirían en desagradables callejones que estorbarían fatalmente el comercio impidiendo el acceso y la visibilidad de los almacenes (que dirá Fenalco) y atentarían contra esa norma (aquí no existe, claro) que prohíbe barreras en las salidas de los edificios, e incluso carros estacionados enfrente, pues se dificulta su evacuación y el acceso de ambulancias, policía y bomberos.
          La buena solución ya esta inventada. Los buses articulados solo deberían pasar por los lados del Centro y, en él, solo deberían circular buses pequeños y lentos de plataforma baja, que paren en todas las esquinas, y eléctricos para que no contaminen y sean silenciosos. Como los de Viena, por ejemplo, que son gratis y con asientos solo para ancianos y mujeres embarazadas. Estos buses se tomarían con el mismo tiquete de los articulados pero también los usarían otras personas solo para moverse en el Centro desde parqueaderos periféricos. El corredor férreo quedaría reservado para el tren ligero y el de cercanías cuando Yumbo, Cali y Jamundí sean una sola ciudad de verdad. Desafortunadamente (ya lo dijeron los expertos brasileros) se piensa que estas cosas son un lujo para nuestras pobres ciudades.
          Pero lo que no se puede, además de ser pobres, es serlo también de mentalidad. En Quito, para resolver el mismo problema, en lugar de subir parte del anden para la estación (en este caso un sencillo paradero) resolvieron bajar la calzada. El producto de esta "creatividad" tercermundista es la calle más insólita (además de peligrosa, sucia, fea e insegura) que se pueda ver. Y lo que preocupa es que en Cali somos dados a estas soluciones. Para la muestra, ese monumento a la estupidez, desgreño, corrupción...y tolerancia de los contribuyentes, que es el "rediseño"  de la que fue una vez la estupenda Avenida de Circunvalación, y no solo por su serpenteante e inconcluso puente ya oxidado que pronto será una fea ruina. Pobre Cali.

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