A buena hora la Tertulia reanuda las
exposiciones de arquitectura, iniciadas con mucho éxito años atrás con cuatro
muestras muy concurridas, entre las que se destacaron la del grupo
"Utopía" de Medellín y la de "Nueva arquitectura
colombiana" pero que lamentablemente había abandonado. Como se sabe de
siempre la arquitectura es la madre de las artes plásticas pues no solo las
antecede sino que las contiene. Además, como lo dice Lewis Mumford, un edificio
simplemente por su tamaño no puede evitar emocionar. La gente va a Bilbao mas a
ver el museo de Frank Ghery que el arte que allí se muestra o por lo menos
también.
Hacer
exposiciones de arquitectura es saludable para la arquitectura, y por lo tanto
para las ciudades, pues permite su conocimiento, difusión y crítica. Pero
disfrutarlas como una exposición de pinturas u objetos no deja de ser equívoco
ya que los edificios no se pueden apreciar de veras sino recorriéndolos y
habitándolos. Lo que se debe ver en una exposición de arquitectura no son
dibujos identificados con dibujos artísticos, ni maquetas asimiladas a
esculturas u objetos, ni fotografías vistas como puras fotografías y no como
ilustraciones de pedazos habitados de espacios urbanos y edificios reales o
propuestos. Hay que ayudar a que la gente vea en ellos sobre todo lo que
indican de un edificio o proyecto y su implantación en la ciudad. Como las
partituras en que se escribe la música, hay que saber leer estos medios de
diseño arquitectónico; pero el problema es que a diferencia de la música
escrita todo el mundo cree entender planos y maquetas.
Otra cosa es la
belleza que estos medios de proyectación tienen en si mismos la que se debe
desde luego apreciar y disfrutar pero nunca confundir con la arquitectura.
Incluso hay exposiciones de dibujos de arquitectura, que los hay muy bellos,
pero se trata no de arquitectura sino de dibujos de arquitectura. Se supone que
al menos los arquitectos están en capacidad de hacer esta importantísima
distinción, pero la realidad es que muchos, como la generalidad de la gente,
sucumben ante las imágenes efectistas de los edificios antes que ante su papel
generalmente desafortunado en los espacios urbanos de nuestras ciudades, a cuya
desformalización tanto ha contribuido la arquitectura moderna mal interpretada.
Mas que exposiciones de
proyectos, habría que hacer, mejor, exposiciones de edificios en la ciudad.
Serían exposiciones mas complejas de apreciar pero por supuesto mucho mas
importantes. Por esto no son comunes pero cuando las hay bien realizadas y
acompañadas de conferencias y catálogos son definitivas; y por supuesto también
pueden ser bellas por sus dibujos, maquetas, fotos y montajes; pero no solo por
ellos.
La exposición del
arquitecto Jaime Cárdenas actualmente en La Tertulia ilustra lo dicho. Aparte de que mucho de lo
expuesto ya se había visto en la Cámara de Comercio en 1999 (23 concursos casi
todos premiados a lo largo de 30 años), ni en esa ocasión ni ahora (cuando hay
trabajos no mostrados antes) los proyectos se acompañaron con la presentación
necesaria para que el entendimiento cabal de su arquitectura no se reduzca a
los que sí saben leer planos y maquetas. El texto del folleto de la exposición
no explica tampoco por que son “relevantes” esos proyectos, los que quedan así
reducidos a sus seductores dibujos y atractivas maquetas. Las fotografías, por
su parte, son escasas ya que mas que edificios construidos lo que se exhibe son
propuestas de las que con excepción de un par de excelentes axonometrías
dibujadas a lápiz por Cárdenas, poco se sabe de su implantación en la ciudad ni
de cómo son y viven sus ambientes interiores, precisamente los dos aspectos
claves de la buena arquitectura.
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