A falta de uno bueno
hay doce candidatos "malos" para la alcaldía. Todo un sospechoso
enjambre. ¿Porqué quieren serlo de una ciudad con los problemas de esta? Como
escribiera en días pasados Oscar López Pulecio, no existe el alcalde ideal. El
mejor es el menos malo y afortunadamente casi siempre hay uno menos malo: Cali
lo necesita. Hay que identificarlo. Uno que aparte de tener un concepto claro
sobre el POT, entienda que su oficio es hacer que el día a día de la vida
ciudadana sea más digno, fácil, amable, seguro y significativo.
Que
castigue duramente a los que se pasen el semáforo en rojo; que recupere los
andenes para los peatones y que a estos los discipline para que crucen por las
esquinas. Que experimente el placer de poder caminar por calles liberadas de la
atarvanería de los que aquí manejan carro como si nunca hubieran tenido uno.
Que suspenda la estupidez de llenar la ciudad de "reductores de
velocidad" que la gente reclama pues el haberla dejado sin semáforos la ha
vuelto imposible para los peatones. Que ponga semáforos sincronizados. Que
restrinja la circulación de carros particulares por el centro y que regularice
sus calzadas a dos carriles, uno para circular y otro para parar, y que agregue
toda la superficie sobrante a los andenes para que los peatones no se tengan
que bajar a la calzada arriesgando sus vidas. Que haga ciudad para la gente y
no sólo para los carros. Que suspenda la rumba desenfrenada y escandalosa
después de las 12 de la noche hasta que los caleños aprendan a divertirse sin
perturbar a los demás, y que silencie la ciudad el resto del día. Que prohíba
pitar por todo y para todo. Que la limpie.
Que
no deje invadir los antejardines y mucho menos construirlos. Que construya
parques, colegios y bibliotecas que sean también bellos. Que elimine para
siempre los pasacalles y propagandas que tapan los cielos y cerros de la
ciudad. Que prohíba los estúpidos, feos e inútiles avisos comerciales que
invaden las calles y las vidas. Que haga verdaderos monumentos con artistas
verdaderos y de bronce de verdad. Que recupere los espacios públicos y promueva
concursos de arquitectura para sus diseños y licitaciones limpias para su construcción.
Que instaure una reglamentación urbana corta, lógica, sencilla, taxativa y
permanente.
Que
se preocupe de que los servicios públicos sean continuos, eficientes y
económicos y no de si son públicos o privados. Incluyendo por supuesto el
transporte masivo, la seguridad, la educación, la recreación, la salud y la
vivienda. Aunque mejor sería decir los barrios pues el déficit de vivienda lo
es en mayor grado de "ciudad". Que organice las finanzas públicas y
la administración municipal. Que procure la creación del Área Metropolitana de
Cali, incluyendo parte de todos los municipios colindantes, independiente del
Departamento Del Valle. Que sueñe al menos con que este pueblo grande hay que
volverlo una verdadera ciudad como lo era la pequeña y bella capital de hace
medio siglo. Que no sonría tontamente siempre como si aquí no hubiera pasado
nada.
En
pocas palabras que tenga una idea clara y culta de lo que es una ciudad, y el
entendimiento de que, en tanto que artefacto, es tan importante como su situación
económica, social y política (polis: ciudad: política) y que influye
decisivamente en ellas. Que tenga el mejor equipo de trabajo y la imaginación,
autoridad y valor civil para realizar sus programas. Que sepa negociar con los
politiqueros para que no le entraben sus iniciativas pero que los denuncie.
Cali no resiste más improvisaciones: precisa urgentemente un alcalde honrado y
preparado para serlo. Alguien que pueda presentarles a los caleños el proyecto
coherente de una verdadera ciudad pues peligrosamente se están acostumbrando a
no tenerla. Dos millones de habitantes sin educación, trabajo ni ciudad es, sin
mayores dudas, una verdadera bomba de tiempo. Y, desde ya, hay que buscar que
su reelección sea posible: si la merece. Los que vivimos en Cali lo
necesitamos. No podemos dejar nuevamente en manos de una minoría clientelista
nuestra vida en la ciudad. No hay que buscar el alcalde ideal, pero si uno con
un ideal de ciudad. Cali lo necesita.
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