Hay aspectos interesantes en el
Plan de Ordenamiento Territorial de Cali (POT) poco mencionados. Para
principiar, es un instrumento que se viene realizando desde una perspectiva
puramente técnica pero que se decide desde una gestión supuestamente política
que, en las circunstancias actuales, es ante todo ineficiente, corrupta e
ignorante. Es también una propuesta que a la vez que es poco participativa (en
el sentido de que no recoge trabajos previos sino que se limita a oír
opiniones) se somete a una opinión publica desconocedora del tema. Tampoco es
un verdadero plan (en el sentido de apuntar a un modelo integral que prefigure
espacial y culturalmente la ciudad), ni es de ordenamiento, ni abarca todo su
verdadero territorio, ni cuenta con el tiempo para ser formulado correctamente.
Circunscribirlo al Municipio de Cali
(como lo obliga la ley) es ignorar conturbación ya existente con Jamundí y
Yumbo, y la que avanza hacia los asentamientos industriales y de vivienda al
otro lado del Río Cauca sobre las carreteras a Candelaria y Pradera/Florida;
pero también la que comienza a tomar fuerza a lo largo de La Recta, hacia
Palmira, y con las zonas industriales de la Ley Paez en el Norte del
Departamento del Cauca a lo largo de la carretera a Santander de Quilichao. La
ciudad misma ya desbordó el limite municipal por el norte, sur y oriente. El
ordenamiento del territorio de su crecimiento e influencia no puede ser
independiente, a costa de fracasar, del de la ciudad existente. Ni puede dejar
de lado el desarrollo de sus numerosos vacíos y la conservación de su
patrimonio construido.
Un POT
no puede ser un instrumento puramente "técnico"; tiene que ser
también social, económico y político, y por lo tanto no puede ser independiente
del Plan de Desarrollo. Pero sobre todo tiene que ser cultural: un modelo de
ciudad y territorio a la vez que de sociedad. Además no hay condiciones para
que se ponga en practica si se considera la actual subdivisión político
administrativa del país y el cortísimo periodo de los alcaldes y su no
reelección inmediata. Un verdadero plan para Cali tendría que abarcar unos seis
municipios y dos departamentos, y tres años de administración municipal, cada vez,
no es tiempo suficiente ni siquiera para echarlo a andar. Debería comenzar por
plantear la creación (legalmente posible) de un área metropolitana y plantear
la urgencia de que sea aprobada la reelección inmediata y seguida de los
alcaldes. (Su concepto sobre el POT debería ser la segunda pregunta clave al
actual sospechoso enjambre de candidatos a la alcaldía de Cali para poder
escoger al menos el menos malo.)
Aparentemente
la historia y las razones de Cali ya no son más las Santiago de Cali cuya espacialidad
urbana tradicional ha sido muy alterada o desaparecido. La ciudad se ha
extendido como mancha de aceite, ya no tiene unos cuantos miles de habitantes
sino mas de dos millones y la vía al Pacifico desde el interior del país pasa
ahora es por Buga. Buenaventura no es más el embarcadero del puerto seco que
era antes Cali. (debería ser la capital de su propio departamento.) Sin
embargo, la traza colonial de la ciudad permanece tercamente no solo en lo que
fue su casco histórico sino en muchos de sus ensanches posteriores. Como
permanece muchos años después, entre carros, taxis y buses, su mercado central
en las calles que rodean el nuevo Palacio de Justicia, pese a haber sido
demolida la bella plaza de El Calvario, a mediados del siglo XX, precisamente para
construirlo.
Las
ciudades no solo son sus construcciones y espacios urbanos, objeto principal
del POT, sino también sus gentes, actividades y paisajes. Su desencuentro en
Cali explica su historia indecisa y cambiante. Desaparecer las tradiciones y los
lugares que unen culturalmente las diferentes generaciones y procedencias de
los habitantes de la ciudad actual, fue contribuir a ese desarraigo creciente
que tienen con su demasiado nueva y poblada ciudad generando un clima propicio
a la violencia. Han desaparecido casas y calles pero han quedado usos,
costumbres y memorias. Un POT que no abarque este panorama integralmente
quedara a merced de la politiquería y la improvisación ante la indiferencia de
todos, como lo demuestra la insólita decisión reciente del Consejo de eliminar
del POT la columna vertebral del transporte masivo.
Comentarios
Publicar un comentario