Ha quedado demostrado una vez más que
reducir las calzadas para aumentar los andenes mejora la calidad de vida de los
ciudadanos. La medida fue puesta en práctica con éxito en diciembre, en el
centro de la vecina ciudad, con bolardos provisionales, lo que dará tiempo,
cuando se repita, para ajustarla, y para educar a los usuarios, y pasar, ahí si,
a ampliar definitivamente los andenes. Ojalá entonces se reemplacen los
bolardos con aceras un poco más altas, para que no sean invadidas por los
carros (23 centímetros bastan), en donde sea factible, o con árboles alineados
y rectos donde quepan, y que queden solo los bolardos estrictamente
indispensables.
¿Cuándo
entenderán la autoridades de Cali lo conveniente que sería reducir las calzadas
de las calles del centro a solo dos carriles y dar toda el área sobrante a los
andenes? Dos son suficientes: uno para circular y otro para parar; tener más no
sirve de nada pues todas sus calles presentan uno o más cuellos de botella al
tener cuadras enteras de dos carriles o incluso uno solo. Además los carriles
continuos, aunque apenas sean dos, organizan el transito automotor haciéndolo
mas ágil ¿O será que las autoridades aún piensan acabar de tumbar todo para
ampliar todas las calles, como se hizo con la 10ª, la 5ª y la 13 y la 15? ¿Será
que ni siquiera entienden que, si eso fuera posible, sería de todas maneras muy
útil ampliar los andenes mientras tanto?
Los
andenes amplios, planos, continuos, sin barreras y sencillos, como cualquiera
lo capta de inmediato en Nueva York, por ejemplo, permiten que el caminar por
la ciudad sea seguro, y agradable, pues se pueden ver edificios y apreciar
vitrinas, lo que favorece el comercio, amen de patrocinar el intercambio
social, pues en ellos se pueden mirar discretamente los demás. Hacen posible
vivir la calle y por tanto la ciudad.
Las
calles son consustanciales de lo urbano, aparecieron después de la formación,
hace milenios, de las manzanas con patios, en los iniciales y estrechos
recintos amurallados del Cercano Oriente, pero antecedieron a las plazas y
posteriores parques y avenidas del Occidente. Los coches de caballos y
últimamente los automotores, hicieron necesaria su diferenciación en calzadas y
andenes, pero nunca han perdido su carácter eminentemente peatonal. Otra cosa
son las autopistas urbanas. El problema en Cali es que éstas nunca lo han sido
del todo mientras que las calles cada vez lo son menos. La calles son la parte
pública más importante de cualquier ciudad pero las autoridades aquí poco se
ocupan de ellas, obsesionadas con los carros, las vías, los puentes, los cobros
por valorización, el clientelismo y los serruchos del caso.
¿Cuándo
entenderán en Cali que son más importantes los ciudadanos que sus carros
particulares y que por eso lo básico es el transporte masivo, y que este se
inicia y termina es en los andenes? ¿Cuándo entenderán que las “soluciones”
viales a dos o más niveles (“adoradas” en Cali por los que ni siquiera tienen
carro) no sirven de nada cuando no son parte de un sistema continuo de
circulación que incluya los andenes? ¿Cuándo entenderán que los semáforos no
solo son para organizar el transito sino para que los peatones puedan cruzar
las calles segura y cómodamente por las esquinas? Cuándo estos tendrán
"tiempos" para los peatones? ¿Cuándo habrá andenes? ¿Cuándo terminará
la violencia que significa el que en Cali no se puede caminar?
¿Porqué no se pasan por Palmira cuándo
próximamente este funcionando su inteligente laboratorio? queda ahí no más. No
tienen necesidad de gastar el dinero de los contribuyentes, que las eligen y
pagan, viajando a Nueva York, ni a París, en donde se ampliaron los andenes de
los Campos Elíseos hace ya años, ni a Quito, donde se crecieron los de la
Avenida Amazonas mucho antes, y ni siquiera a Bogotá en donde Peñalosa entendió
que la cosa es por ahí. En todas estas calles se puede caminar sin peligro ni
vergüenza; ojalá se les ocurra aquí seguir ejemplo.
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