Varias veces nos dijeron que la
Circunvalación Sur estaría lista para el siguiente diciembre; para la Feria. La
que fue llamada magnífica avenida fue inaugurada a la carrera con bombos y
platillos como si las autoridades supieran que se iba a derrumbar, cosa que por
supuesto no había que ser demasiado listo para prever. Ahora nos anuncian que
su reparación tomará seis meses, es decir que estará lista para el próximo
diciembre; para la Feria. Pero nos costara a los contribuyentes cinco mil
millones más. Lo que no nos informan es que son únicamente para reconstruir el
esperpento pues corregir los errores de su trazado costaría muchísimo mas.
Como
los puentes curvos de la Calle 5ª, la Circunvalación Sur fue mal concebida,
diseñada y construida. Por el de la Calle 10 no pasa casi nadie y el de la
Avenida Colombia hubiera podido ser recto, sobre la Calle 5ª, y por lo tanto
mas económico y menos aparatoso, y se hubiera evitado la demolición de los que
ya existían, incluyendo el de la Carrera
4ª. Esta idea fue propuesta pero se desechó por que los “técnicos” exigían tres
carriles, los que no eran posibles en el puente recto. Pero cuando se construyó
el ostentoso viaducto actual (cuyos ridículos arcos acostados y la fuente
eternamente seca que se puso debajo no mejoran, sino todo lo contrario) solo
quedó espacio para ¡dos carriles! Ahí esta la trampa y el talante de los
“técnicos” viales que han acabando con Cali.
Por
lo mismo, el MIO difícilmente será nuestro. Después de años de anunciar también
que el tren ligero estaría para el siguiente diciembre, para la Feria, se
cambió de un día a otro a buses articulados pese a que los que le son competitivos
son los troles de tres cuerpos. La orden
presidencial se basó en las razones “técnicas” de una banca de inversión que
nunca se divulgaron. El trazado de sus rutas se decidió en un par de semanas
mas con la ayuda de unos “técnicos” brasileros (que ubicaron en su prisa una
estación en plena pendiente de la Calle 5ª), y que son los que nos van a vender
los chasises obsoletos de piso alto y motor diesel. Y ya los “técnicos” locales
cambiaron la ruta de Aguablanca, pese a las recomendaciones de un estudio de la
Universidad del Valle (contratado para cumplir la ley pero que nunca se
consideró), para evitar la adquisición de unos 700 predios (muchos, es verdad)
pero sin pensar en la ciudad y no apenas en el costo de su transporte público.
También se va a cambiar la caja automática de los buses por una mecánica, mas
barata, pero que hace mas ardua e insegura su conducción, y es previsible que
se suprima el aire acondicionado y sobre todo que se recorten las mejoras
previstas en el concurso arquitectónico realizado para tratar de mejorar el
espacio público afectado. Así, algo se podrá inaugurar en diciembre; para la
Feria.
Por
supuesto que la solución a este síndrome de las inauguraciones del célebre
cuento de Italo Calvino es en verdad extrema: condenar a muerte a todos los
funcionarios públicos desde que se posesionan, cosa que ellos aceptan como
verdaderos servidores del pueblo, los que son
ejecutados una vez terminan su mandato, alabados como héroes por los que
los eligieron. Habría que pensar, mas vale, en prohibir que los alcaldes
inauguren cualquier tipo de obra, terminada o no. Pero claro, sería apenas un
cuento para diciembre; para la Feria
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