Si; se trata de la ampliación de la
Avenida de Circunvalación: una obra sin lugar a dudas torcida. ¿Es que nadie se
da cuenta? Curvas que se pegan a otras curvas, en fuerte pendiente. Allí se ignoraron
las mas elementales normas del diseño vial. Sus carriles desaparecen o se
estrechan como si los carros fueran de caucho. Calzadas para tres carros y
medio... como si fuéramos tontos. ¿Lo
somos? Por supuesto su pavimento variopinta, remendado y discontinuo no es lo
de menos: ilustra la mentalidad de sus gestores, diseñadores, constructores e
interventores. Y la de la opinión pública en Cali que solo se preocupa (los que
se preocupan) de que este nuevo esperpento no esté ya terminado.
Para
hacer semejante adefesio, financiado, junto con sus inevitables serruchos, con
el dinero de los contribuyentes, se talaron muchos árboles del Parque del
Acueducto, incluyendo la palma abrazada por la ceiba, y nunca se supo que pasó
con los que supuestamente se trasplantaron. Con permiso de la CVC, o sin él,
por supuesto, y con el beneplácito del Ministerio del Medio Ambiente, se redujo
su área y su continuidad con el parque de Belalcazar quedó perdida del todo.
Nada importó que fuera la última zona verde amplia que queda en este sector de
la ciudad, y posiblemente la más bella, ni la condición de patrimonio histórico
del Acueducto de San Antonio, cuyo viejo muro de piedra recortaron y remendaron
torpemente sin su inclinación original.
Pero
además parece que nadie se ha dado por enterado de la enorme cicatriz que le
hicieron a las lomas de San Fernando, para su continuación al sur, en donde se
irrumpió en el silencio de un barrio residencial, en contra de los justos
reclamos de sus habitantes, ignorando el derecho adquirido por ellos, que
compraron o construyeron esas viviendas en un sitio tranquilo y
descongestionado y que no tendrán otro camino que pedir mas puentes peatonales
para solucionar el cruce de la vía, y aguantarse su contaminación y su ruido.
El
empate con la calle 4ªA a la altura de la Universidad Libre es de antología...e
indescriptible. Solo queda mirarlo y cogerse la cabeza: en plena curva en
pendiente la calzada se reduce intempestivamente para dar cabida a una escalera
peatonal necesariamente improvisada pues no es posible que alguien la hubiera
diseñado así; aun cuando en la Cali de ahora nunca se sabe. Pero no solo es un
problema de seguridad vial: lo es también de estética y sobre todo de ética. O
simplemente de cinismo.
Las
obras públicas en Cali cada vez son peores y mas agresivas con los ciudadanos.
Más costosas y más demoradas; pero, eso sí, se deterioran más rápido: no es
sino ver, por ejemplo, en que quedó la reciente y dispendiosa remodelación de
la Avenida Sexta, con su granito "rosa" ya sucio antes de ser dado al
servicio, o su absurda y peligrosa tubería roja pronto despintada y ya oxidada,
hundida y robada a pedazos, o sus ordinarios basureros que se pusieron sobre
sus ostentosos monolitos de granito, ya rotos algunos, y sus matas que nunca
florecieron pero que costaron mucho, abandonada
s desde que fueron sembradas; o
ver las instalaciones para los (mal) llamados vendedores ambulantes en la
carrera 10, al lado del nuevo Palacio de Justicia, incomprensibles, tugurizadas
y sin terminar.
Sin
embargo, el colmo es la ampliación de la Circunvalación: para estrenar en
diciembre pasado, para las Navidades, perdón, para la feria pasada, dijo el
Alcalde de turno, pero nada asegura que lo sea si quiera para la de este año
pues está nuevamente parada. Cuando se inaugure ya estará no solo vieja sino
deteriorada. Como para el Guiness. Y todo esto para los carros particulares en
un momento en que la ciudad (no así sus autoridades, tal parece) finalmente
poco a poco toma conciencia de que su prioridad en vías son aquellas
indispensables para el transporte público masivo, incluyendo los andenes para
los peatones, por supuesto.
Comentarios
Publicar un comentario