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La montaña rusa. 27.09.2001


Si; se trata de la ampliación de la Avenida de Circunvalación: una obra sin lugar a dudas torcida. ¿Es que nadie se da cuenta? Curvas que se pegan a otras curvas, en fuerte pendiente. Allí se ignoraron las mas elementales normas del diseño vial. Sus carriles desaparecen o se estrechan como si los carros fueran de caucho. Calzadas para tres carros y medio... como si  fuéramos tontos. ¿Lo somos? Por supuesto su pavimento variopinta, remendado y discontinuo no es lo de menos: ilustra la mentalidad de sus gestores, diseñadores, constructores e interventores. Y la de la opinión pública en Cali que solo se preocupa (los que se preocupan) de que este nuevo esperpento no esté ya terminado.
          Para hacer semejante adefesio, financiado, junto con sus inevitables serruchos, con el dinero de los contribuyentes, se talaron muchos árboles del Parque del Acueducto, incluyendo la palma abrazada por la ceiba, y nunca se supo que pasó con los que supuestamente se trasplantaron. Con permiso de la CVC, o sin él, por supuesto, y con el beneplácito del Ministerio del Medio Ambiente, se redujo su área y su continuidad con el parque de Belalcazar quedó perdida del todo. Nada importó que fuera la última zona verde amplia que queda en este sector de la ciudad, y posiblemente la más bella, ni la condición de patrimonio histórico del Acueducto de San Antonio, cuyo viejo muro de piedra recortaron y remendaron torpemente sin su inclinación original.
          Pero además parece que nadie se ha dado por enterado de la enorme cicatriz que le hicieron a las lomas de San Fernando, para su continuación al sur, en donde se irrumpió en el silencio de un barrio residencial, en contra de los justos reclamos de sus habitantes, ignorando el derecho adquirido por ellos, que compraron o construyeron esas viviendas en un sitio tranquilo y descongestionado y que no tendrán otro camino que pedir mas puentes peatonales para solucionar el cruce de la vía, y aguantarse su contaminación y su ruido.
          El empate con la calle 4ªA a la altura de la Universidad Libre es de antología...e indescriptible. Solo queda mirarlo y cogerse la cabeza: en plena curva en pendiente la calzada se reduce intempestivamente para dar cabida a una escalera peatonal necesariamente improvisada pues no es posible que alguien la hubiera diseñado así; aun cuando en la Cali de ahora nunca se sabe. Pero no solo es un problema de seguridad vial: lo es también de estética y sobre todo de ética. O simplemente de cinismo.
          Las obras públicas en Cali cada vez son peores y mas agresivas con los ciudadanos. Más costosas y más demoradas; pero, eso sí, se deterioran más rápido: no es sino ver, por ejemplo, en que quedó la reciente y dispendiosa remodelación de la Avenida Sexta, con su granito "rosa" ya sucio antes de ser dado al servicio, o su absurda y peligrosa tubería roja pronto despintada y ya oxidada, hundida y robada a pedazos, o sus ordinarios basureros que se pusieron sobre sus ostentosos monolitos de granito, ya rotos algunos, y sus matas que nunca florecieron pero que costaron mucho, abandonada
s desde que fueron sembradas; o ver las instalaciones para los (mal) llamados vendedores ambulantes en la carrera 10, al lado del nuevo Palacio de Justicia, incomprensibles, tugurizadas y sin terminar.
          Sin embargo, el colmo es la ampliación de la Circunvalación: para estrenar en diciembre pasado, para las Navidades, perdón, para la feria pasada, dijo el Alcalde de turno, pero nada asegura que lo sea si quiera para la de este año pues está nuevamente parada. Cuando se inaugure ya estará no solo vieja sino deteriorada. Como para el Guiness. Y todo esto para los carros particulares en un momento en que la ciudad (no así sus autoridades, tal parece) finalmente poco a poco toma conciencia de que su prioridad en vías son aquellas indispensables para el transporte público masivo, incluyendo los andenes para los peatones, por supuesto.

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