Este antiguo invento regula la
velocidad del transito y permite que los automóviles puedan cruzar en orden las
esquinas. Y que los peatones también lo puedan hacer. Aquí se olvidaron de este
pequeño detalle y hace años vienen eliminándolos para que la circulación sea
más fluida. Esto ha llevado a que las vías sean más rápidas y muchas se han
vuelto muy difíciles y peligrosas de cruzar. Entonces las juntas de vecinos
hacen poner "policías acostados" para reducir su velocidad con el
resultado de que los peatones siguen cruzando como puedan por cualquier parte
pues estos sorpresivos obstáculos lo único que logran, pues poco se ponen
avisos anunciándolos, es causar muchas frenadas y algún choque. En realidad, en
Cali no hay un solo semáforo peatonal, es decir, que detenga todos los carros
para que los peatones crucen en todas las direcciones. En el centro de la ciudad
habría que circular haciendo demoradísimos y complicados recorridos en zig zag
que con toda razón nadie hace. Por otra parte, los puentes peatonales, cuando
existen, no sirven casi para nada. Por ejemplo a lo largo de toda la 5» solo
hay ocho, lo que quiere decir que en muchos casos habría que desplazarse varias
cuadras para encontrar uno y rehacer el camino en sentido contrario, además de
subir y bajar dos pisos, cosa que por supuesto tampoco nadie hace, con toda
razón.
El
infierno son los demás, sentenció Jean Paul Sartre en A puerta cerrada. Aquí
son los demás en los semáforos que quedan, por supuesto cada vez mas
congestionados. Allí ya no se ofrecen mercados y mercancía sin fin sino que se
obliga a adquirirlas. Vendedores, limpiadores de vidrios y mendigos
profesionales y de verdad asaltan prácticamente los carros. No ha cambiado la
luz cuando ya los de atrás pitan con rabia y cada vez hay que tomar decisiones
ad hoc. Las motos, llevándose por delante los retrovisores, o casi, atruenan
con sus escapes sin silenciadores o rotos, cuando no son los ruidosos pitos y
frenos de aire de buses y camiones o el abusivo escándalo de los que necesitan
mostrarles a los demás sus potentes equipos de sonido como muestra de su pobre
riqueza. Ambulancias sin herido pero con sirena. Bicicletas que aparecen
repentinamente y en silencio de los lugares menos previstos y circulando en las
direcciones más insólitas. Temerarios peatones brotan y corren por todas partes
como si nunca hubieran estado en una ciudad. Los mirones aprovechan para espiar
los carros vecinos. Los asaltantes para asaltar. Vehículos que circulan sin
luces, sin stops y sin direccionales. Y si hay un policía lo más probable es
que se esté pasando el semáforo en rojo. Siempre alguien lo hace en todas partes y a cualquier hora..
Cada vez es más difícil manejar y caminar en Cali pues, al
contrario de las ciudades de verdad, el "desarrollo" aquí es retirar
un semáforo y no poner uno nuevo. Lo razonable, lo sencillo, lo económico, lo
eficiente se desprecia: no es propicio al serrucho y no se puede inaugurar.
¿Será Colombia una espiral descendente, como suele decir el arquitecto Álvaro
Thomas? ¿Cuándo un candidato a la alcaldía ha propuesto poner semáforos? Cali
los necesita sincronizados, correctamente ubicados, con repetidores,
individualizados para cada carril, bien mantenidos y, por supuesto, acompañados
por la enseñanza permanente y durante varios años de su uso y sus
incuestionables ventajas. Hay que comenzar por allí para lograr lo que en otras
ciudades latinoamericanas se ha alcanzado mediante largas políticas de cero
tolerancia. En Chihuahua, en México, por ejemplo, casi no hay semáforos y no
existen puentes peatonales pero los peatones (que no son muchos es verdad pero
en cambio si los carros) sólo cruzan por las esquinas y los pasos peatonales
son respetados por los conductores como en cualquier país anglosajón. Nadie
pita y son rarísimos los frenazos. Hay del que atropelle a un peatón en un paso
peatonal y hay del peatón que ocasione un accidente cruzando la calle
indebidamente. El beneficio social y económico de este tipo de medidas es
enorme y Mockus y Peñalosa en Bogotá
demostraron que en seis años es mucho lo que la mayoría de la gente puede
aprender.
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