Ir al contenido principal

Neo bárbaros. 09.10.2003


Los gobernadores, alcaldes y hasta presidentes -pues Eduardo Santos no ha sido el único mandatario en Colombia responsable de la destrucción de nuestro patrimonio urbano y arquitectónico- han tenido como “justificación” levantar edificios nuevos y sobre todo la apertura o ampliación de vías y la conformación de glorietas y cruces a dos o mas niveles para los carros.
          Pero en los pueblos pequeños la única disculpa que les queda es el “progreso” y la “modernización” que es lo que subyace en el accionar de nuevos bárbaros de buena parte de los politiqueros colombianos que desafortunadamente casi siempre elegimos como alcaldes y gobernadores populares. La tara actual de los reality shows de nuestra pésima TV viene de tiempo atrás cuando ellos descubrieron que lo importante ya no era ser sino parecer. Aunque ninguno a tenido el humor de ese político brasilero cuyo lema es “vote por fulano que roba pero hace” la mayoría casi siempre están interesados en hacer obras que les permitan decir que hicieron algo y cobrar “el peaje” respectivo, el famoso “cvy”. Pero el problema mas grave es que esas obras nunca se evalúan después pues en las investigaciones que afortunadamente ahora se les inician a los funcionarios corruptos nunca se discute la bondad de la obra misma. No nos importa lo que hicieron sino apenas lo que se robaron.
          Destruir un parque para hacer una vulgar cancha deportiva, como hicieron con el parque     de Villanueva en La Cumbre violando al parecer toda clase de acuerdos y leyes es precisamente típico de estos neo bárbaros. Es difícil creer que no hubiera otro lugar pero lo que si es seguro es que no lo buscaron. Simplemente ignoraron que en nuestros parques, que desde los finales románticos del siglo XIX reemplazaron en la nueva República las plazas de las poblaciones coloniales, es en donde se da la convivencia de todos los ciudadanos, lo que propicia la democracia como se sabe desde la antigüedad. Ciudad y democracia son inseparables; destruir la ciudad es destruir la democracia; destruir un parque es destruir parte de la ciudad y destruir el parque principal es destruir parte de la parte principal de la ciudad.
          En el espacio urbano público es en donde se encuentran las diferentes generaciones, clases sociales y oficios y profesiones que comparten una pequeña población conformando en ella una subcultura. En las ciudades grandes el esquema se repite aun cuando es desde luego mas complejo. En las calles, parques y plazas de los barrios o de los pueblos se conocen gentes distintas a las de la familia y el vecindario. En ellas los niños juegan, los viejos charlan y las mujeres comadrean. Los jóvenes coquetean. Hay retretas. Y sobre todo hay una tradición. Un lugar que todos reconocen y que conforma con otros esa memoria colectiva que hace que sus vecinos se sientan de allí y no extraños en su propia ciudad. Destruir esa memoria conduce al desarraigo que fomenta la inseguridad y la violencia. 
La gente de La Cumbre quiere de regreso su parque con toda la razón, pues les dejaron apenas la mitad mal cercenada del mismo. Hablar del fomento del deporte para la juventud en este caso además de demagógico es perverso. A la miseria material que sufren  muchos colombianos se agrega así la pobreza de espíritu de sus malos gobernantes. No es si no ver el pegote que allí hicieron.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasos pompeyanos. 05.02.2015

          Ya los romanos los usaban, como en Pompeya, de donde toman su nombre, para cruzar sus calles sin mancharse con la inmundicia y el barro . Pero ahora y aquí, el que se ha dicho que se hará al final del Paseo Bolívar definitivamente es un paso adelante en esta ciudad sin andenes por donde pasear y ni siquiera caminar. Decir que un semáforo allí causará trancones viales es exagerado aunque por supuesto no existirían nunca si estuviera unido con el anterior y el siguiente, generando por la Avenida 2º Norte una “ola verde”, es decir una serie de semáforos coordinados para permitir el flujo continuo del tránsito rodado sobre varias intersecciones en una misma dirección . Pero mejor seria el hundimiento de la Avenida desde el edificio Las Ceibas hasta el Conservatorio, y prolongar el puente peatonal del CAM hasta donde hoy está la Plazoleta de la caleñidad, ya propuestos por Sara María Giraldo, Heinz von Halle y el autor de esta columna en el concurso para la Manzana T´ y re

Equilibrio. 03.06.2020

En la medida en que se hace necesario prolongar el aislamiento es preciso, además de las nuevas excepciones, que se corrijan algunos desaciertos ya señalados en los medios por columnas de opinión, entrevistas e información al respecto, y considerar que la situación es diferente en cada población del país, como lo es la de muchos municipios a los que no ha llegado la pandemia y por tanto la única medida a tomar es impedirlo controlando la entrada y salida de sus habitantes. Que la información que se suministre sea completa, pertinente y debidamente documentada (y no datos inconexos que generan alarma a base de exageraciones) para que sea útil al poder compararla con la de otros países, especialmente con los que se comparten aspectos geográficos, económicos, sociales, culturales y étnicos, como Panamá, Venezuela o Ecuador de los que a excepción de lo de Guayaquil muy poco se ha informado, y casi nada del pertinente ejemplo de Costa Rica. No se ha entendido que a los adultos mayores, sano

La montaña rusa. 27.09.2001

Si; se trata de la ampliación de la Avenida de Circunvalación: una obra sin lugar a dudas torcida. ¿Es que nadie se da cuenta? Curvas que se pegan a otras curvas, en fuerte pendiente. Allí se ignoraron las mas elementales normas del diseño vial. Sus carriles desaparecen o se estrechan como si los carros fueran de caucho. Calzadas para tres carros y medio... como si   fuéramos tontos. ¿Lo somos? Por supuesto su pavimento variopinta, remendado y discontinuo no es lo de menos: ilustra la mentalidad de sus gestores, diseñadores, constructores e interventores. Y la de la opinión pública en Cali que solo se preocupa (los que se preocupan) de que este nuevo esperpento no esté ya terminado.           Para hacer semejante adefesio, financiado, junto con sus inevitables serruchos, con el dinero de los contribuyentes, se talaron muchos árboles del Parque del Acueducto, incluyendo la palma abrazada por la ceiba, y nunca se supo que pasó con los que supuestamente se trasplantaron. Con permiso d