Aparte de su clima generalmente benigno
y agradable (a veces llueve demasiado), sus cortos pero espectaculares
atardeceres de atmósferas coloridas y sus largas tardes barridas hasta entrada
la noche por brisas frescas y fuertes vientos, y sus bellos y varios cerros y
árboles espectaculares y ríos fríos, pues no solamente es el Rió Cali, la
ciudad cuenta con no pocos otros lugares y ambientes memorables.
La Plaza de San
Francisco y en ella La Torre Mudéjar, que no tiene que envidiarle a la Giralda
de Sevilla sino su tamaño; la iglesia nueva de San Francisco que repica en
ladrillo en este lejano trópico el Gesú de Roma; y en general toda la larga e
imponente fachada del complejo franciscano, con su claustro tan poco visitado.
El conjunto interesantísimo de La Merced incluyendo las casas viejas del frente
y sobre todo la maravillosa calle que conforma con la vieja casa que ocupa
actualmente la sede del Arzobispado, calle bella aquí y en cualquier parte pese
a lo corta que es, cuyas blanquísimas y sobrias fachadas son separadas del
cielo lechoso de Cali por las sombras contundentes de los generosos aleros de
sus techumbres curadas y oscurecidas por años de lluvia. La Plaza de Caicedo
vuelta parque por sus maravillosas y altísimas palmeras, y flanqueada por el
estupendo viejo Palacio Episcopal, con su logia renacentista por sus arcadas
pero tropical por su techumbre, y el bonito Palacio Nacional, que es como un
pedacito del Louvre de visita aquí. Finalmente está el anchísimo Puente Ortiz y
el Paseo Bolívar con toda su espontánea animación y su ineludible vista hacia
las Tres Cruces.
El
barrio de San Antonio y su pequeña capilla mudéjar en la colina y la vista que
desde allá se tiene sobre la ciudad y Las Tres Cruces también son notorios. Mas
que barrios enteros hay sectores de ellos de gran belleza como la “herradura”
de Miraflores o algunas calles de San Fernando y El Lido cuyos hermosísimos y
grandes árboles las hacen únicas. La Avenida Belalcazar, La Circunvalación y
buenos trechos de las avenidas marginales del Rió Cali, son sin duda bellos,
como lo es el viejo Puente López. La Estación nueva es quizás el edificio moderno
mas destacado de la ciudad; pero no se quedan atrás otros como el de
Laboratorios Squibb y el Edificio Venezolano, y están, mas recientes, el que
perteneció al Banco Central Hipotecario, el Banco Cafetero, el Banco Industrial
Colombiano y el Banco de Colombia; y no pocas estupendas, apaisadas y
ventiladas casas modernas, pero con patios y corredores, que con casi medio
siglo a cuestas siguen siendo de lo mejor de la ciudad. Como lo fue y mucho el
Club Campestre y lo sigue siendo su bellísimo campo de golf. De ahora sin duda
se destaca el edificio del Centro Cultural de Cali, antigua Fes.
En las afueras corre
el lúdico Río Pance y subiendo por el Río Cali está el sorprendente Zoológico y
el muy agradable Cali Viejo. Un poco mas lejos, saliendo del municipio, el
Museo de la Caña y la Casa de la Sierra, son tan de Cali como la Hacienda de
Cañasgordas que esta a sus puertas. Y por supuesto el Kilómetro 18, “la
carretera al mar” y Dapa, con sus climas templados y misteriosas y densas
nieblas que bajan sin falta por las tardes hacia al valle en donde se asienta
Cali, a la cual de vez en cuando alcanzan en sus frescas madrugadas cuando
dormidos soñamos maravillas.
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