A mala hora ha hecho carrera en Cali la
peregrina idea de que lo que necesita nuestra desencuadernada ciudad es un
gerente y no un verdadero alcalde. Alguien con una idea culta e informada de
las ciudades como claramente lo explico Enrique Peñalosa en un foro al que
inútilmente lo invitaron aquí pues como se dice no hay peor sordo que el que no
quiere oír. Un alcalde que sepa de ciudades y conozca bien muchas; no como
turista sino como viajero. Que entienda porqué la nuestra llego a donde está y
cual es su historia. La mayoría de los caleños ni
siquiera sabe que la horrible ciudad que nos tocó vivir fue bonita, como lo
pueden ver en las muchas fotos viejas salvadas por el Archivo Fílmico y
Fotográfico del Valle. Pero que grave cuando el pasado de una ciudad solo queda
en sus fotos.
Los muchos candidatos que nos han
propuesto son políticos, empresarios, comerciantes o lideres cívicos pero no
conocedores de ciudades y de lo urbano, ni se les ve que estén interesados en
estudiar el asunto en otras ciudades de verdad como lo hizo Peñalosa, ni que,
como Antanas Mockus, se preocupen del tema mas cercano a lo urbano como lo es
la educación ciudadana, que lo incluye. Por lo contrario algunos de ellos han
demostrado su total desconocimiento de lo que son las ciudades y la educación
ciudadana habría que comenzarla precisamente con ellos. Pero desde luego no
basta con que el alcalde sea un arquitecto y urbanista culto sino que tiene que
ser también un político honrado. Ahí está el meollo del problema pero sigue sin
entenderse de que se trata.
Un
verdadero Alcalde se ocupa de la ciudad en tanto que artefacto, y del
comportamiento de sus habitantes en su espacio urbano público en tanto que ciudadanos.
La urbanidad y el urbanismo de antes. Para los otros muchos problemas de lo que
pasa en las ciudades cuenta con sus secretarías, las que deben ser manejadas,
esas si, por eficientes gerentes, y no por políticos clientelistas como sucede.
Un equipo de administradores que se apoye en los ministerios e institutos
correspondientes. Hay muchas mas personas bien preparadas para desempeñar
eficientemente estos cargos, y además no tienen que tener tantos conocimientos
sobre lo urbano ni tan amplia cultura ciudadana, ni ser lideres cívicos como si
lo debe ser un verdadero alcalde.
Sobre
todo ahora que Planeación ha perdido muchas de sus funciones, ilustrando así la
ignorancia que sobre las ciudades hemos tenido aquí en la últimas décadas.
Agravada por la inexistencia de un ministerio de la vivienda, o mejor de las
ciudades, como hay en otras partes. Por eso decisiones como las del Mio o
Emcali no se toman en el CAM sino en el Palacio de Nariño. Pero no necesitamos
un alcalde caleño sino que conozca muy bien a Cali en el contexto de las
ciudades y su historia. Y sobre todo uno verdadero y reelegible. Es
preocupantemente que tengamos primero reelección de presidentes que de
alcaldes. Y que pensemos que la respuesta a esos alcaldes que no son malos sino
que no son alcaldes, sea inventar gerentes supuestamente buenos pero que
tampoco son alcaldes. Mockus y Peñalosa mas que buenos fueron, precisamente,
alcaldes y reelegibles.
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