Muy importante y positiva noticia la terminación
del Estudio de Micro Zonificación Sísmica de Cali, iniciado hace años y
realizado por INGEOMINAS bajo la coordinación del DAGMA, y con apoyo técnico,
interventoría y socialización por parte de la Asociación de Ingenieros del
Valle, AIV. El estudio permitirá evaluar la amenaza que pesa sobre la ciudad
por estar en una zona de alto riesgo sísmico, y zonificar su subsuelo ante la
ocurrencia de nuevos eventos que con seguridad se presentaran aun cuando no se
sepa cuando ni de que intensidad. Circunstancia que a llevado a muchos a
creer neciamente (que no pensar) que no corremos ningún riesgo.
El trabajo contiene
toda la información básica necesaria para no dilatar mas la formulación urgente
de acuerdos municipales dirigidos a minimizar el riesgo que enfrentamos en ese
sentido. Y para la actualización de la reglamentación existente para diseñar y
construir adecuadamente desde el punto de vista de la sismo resistencia,
perfeccionando las normas nacionales hoy vigentes con carácter de ley. En este
sentido, el Plan de Ordenamiento Territorial de Cali deberá ajustarse lo mas
pronto posible a las recomendaciones del estudio, incrementando notablemente el
seguro desarrollo de la ciudad en el futuro.
Igualmente permitirá
mejorar los estudios de vulnerabilidad sísmica de aquellas edificaciones y
obras de infraestructura vitales para la ciudad, y acelerar el cumplimiento de
la ley que obliga a hacerlo. También facultará la evaluación de daños, heridos
y muertos en caso de un sismo destructivo, permitiendo implementar medidas para
la preparación de la comunidad y adecuación de las entidades pertinentes, en el
marco de los lineamientos contenidos en la Política Nacional de Prevención y
Atención de Desastres. Entre ellas, simulacros periódicos de evacuación e identificación
de los “triángulos de vida” en los edificios públicos y privados de uso masivo.
Como consecuencia del
estudio seguramente variaran los costos y usos de la tierra urbana, dependiendo
del comportamiento del suelo en cada área de la ciudad, y se pondrá en
cuestión, afortunadamente, la frívola tendencia reciente a hacer edificios
innecesariamente altos en cualquier parte pues variará el costo de las
estructuras sismorresistentes obligatorias en cada caso. Los edificios altos
del sur de Cali, entre ellos dos clínicas, que han tenido que ser prácticamente
reconstruidos a partir de reforzar sus estructuras después del último temblor
fuerte, son un buen ejemplo de lo que se podría evitar.
En suma, una mejor
comprensión del comportamiento sísmico de las construcciones en la ciudad,
acompañada por un mas adecuado y sostenible manejo de su respuesta a su clima,
contribuirá notablemente a una mejor identificación estética y ética de la
arquitectura de Cali con su lugar, caracterización que tanta falta le hace a mucho
de lo que se está haciendo últimamente. Comenzando, desde luego con su
implementación decidida en la enseñanza en las escuelas de arquitectura
locales, potenciando la inquietud que al respecto se ha considerado en ellas
desde hace unos años pero que no había contado con toda la información
necesaria.
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