Ir al contenido principal

Cien años de tumbazón. 13.10.2005


Tal parece en Cali no se puede hacer nada “nuevo” sin aprovechar para demoler algo “viejo”. Y hay quienes aplauden en nombre del progreso. La verdad es que tenemos vergüenza de nuestras cosas viejas y poco aprecio por las pocas antiguas que aun conservamos: la Torre Mudéjar, la Merced, San Antonio. Tambien la traza de la villa colonial, que fue lo único que quedó de sus viejas calles después de su ampliación sistemática pero siempre mezquina e incompleta, pues su principal objetivo era la “renovación” de la ciudad. Tumbazón que va para un siglo y que no parece que vaya terminar ahora que (aparentemente) hemos evitado la desaparición en la Calle Quinta de la última vieja alameda de las cinco que tuvo la ciudad.
            La tumbazón partió de la escogencia de Cali como capital del nuevo Departamento del Valle del Cauca, con la demolición en 1925 de la torre mudéjar de la iglesia de San Agustín (1765), en la Cr. 4ª con Ca. 13, para dar cabida a los carros que comenzaron a invadir la ciudad. Aunque ya se había pasado al otro lado del Río Cali los nuevos edificios que demandaba se hicieron en su centro tradicional demoliendo casas coloniales. Se trataba de cambiar su imagen vergonzante de pueblo por la de una imposible “gran” capital. Una década mas tarde vino la tumbazón que conllevo el auge comercial de la ciudad y su rápido crecimiento con la llegada del ferrocarril desde Buenaventura. Enseguida la ocasionada por la invasión de desplazados y emigrantes de la Violencia, hacia mediados del siglo XX, que hizo que Cali fuera después de San Pablo la ciudad que mas creciera en el mundo por esa época, situación de la que entonces nos sentimos muy orgullosos ignorando que era suicida. Pero lo peor estaría por llegar.
            Para los juegos Panamericanos de 1971 se demolieron varios importantes y emblemáticos edificios, construidos poco antes pero ya considerados “viejos”, que fueron reemplazados por edificios modernos que por supuesto hubieran podido estar en otra parte o al lado. La vieja Calle Quinta fue arrasada cuando se la convirtió en una amplia pero feísima vía, sin andenes, que cercenó a San Antonio del centro antiguo de la ciudad, el que quedo sitiado por el demoledor e inútil Anillo Central que no llevaban a ninguna parte, lo que inició su deterioro. Un par de décadas después el turno fue para muchas de las estupendas casas modernas de mediados del XX. Y ahora se insiste en introducir el MIO por donde no cabe con su consecuente tumbazón de puentes construidos hace poco, tala de árboles y demolición de pedazos de paramentos que quedaron de anteriores ampliaciones. Desastre anunciado desde el principio pero que solo hoy comenzamos a ver.
De la tumbazón se había salvado San Antonio hasta que hace un mes se demolió prácticamente todo un cuarto de manzana en la Carrera Sexta con Calle Quinta. Por quien sabe cuanto tiempo será un feo estacionamiento cerrado con maya, totalmente ajeno al contexto del barrio, caracterizado precisamente por sus predios angostos y profundos que lo habían salvado hasta ahora. Supuestamente el POT impide su subdivisión o su adición para impedir justamente lo que allí  ocurrió. Pero es que la tumbazón no es un problema económico ni legal sino cultural. No entendemos que para nosotros lo viejo es antiguo y valioso y buscamos autenticarnos con imágenes supuestamente modernas.


Comentarios

Entradas populares de este blog

El estado de la cuestión. 21.02.2024

 Se trata de la base teórica sobre la que se sustenta un escrito, o que se rebate en su desarrollo posterior, y que forma parte del mismo. Pero si bien es lo ético en una columna de opinión, debería ser obligatorio en toda propuesta para la ciudad, lo que no suele suceder en Cali en donde cada cuatro años cada nuevo Gobierno Municipal simplemente ignora las propuestas de los anteriores e improvisa otras. Es lo que ahora hay que evitar en el caso del interés actual por el Centro de la ciudad o la propuesta para el Tren de cercanías, la que primero que todo se debería sustentar en la conformación del Área Metropolitana de la ciudad a partir de la que de hecho ya existe. El Área Metropolitana es la que engloba una ciudad principal (la metrópolis) que le da su nombre, y una serie de ciudades dormitorio, industriales, comerciales o de servicios (Wikipedia). Por eso la de Cali no se debe confundir con la región de ciudades del valle alto del rio Cauca, que se extiende de la Virginia a Santan

Viaje a la arquitectura

  Recorriendo su bello país de la mano de José Saramago (Azinhaga, Portugal 1922-2010 Tías, Las Palmas, España, Premio Nobel de Literatura de 1989) de octubre de 1979 a julio de 1980, es muy grato encontrar a lo largo de Viaje a Portugal, 2022, más de 726 páginas de comidas, bebidas, gentes, paisajes, plazas y parques. Y capillas, iglesias, palacios, castillos y murallas -17 declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco- la gran mayoría muy interesantes para entender, con las palabras de Saramago, en qué consiste lo emocionante que pueden ser, y por qué “la utilidad no es incompatible con la belleza” (p. 450) y que “la arquitectura, sólo por sí, puede hacer feliz a un hombre” (p. 439). Escribiendo sobre la iglesia del Senhor Bom Jesus, en Matosinhos, dice Saramago que su arquitecto, Nicolau Nasoni (San Giovani, Valdarno, Italia 1691-1773 Oporto, Portugal) supo “entender los misterios del granito lusitano, darles espacio para llegar mejor a los ojos, alternando lo oscuro de la pie

‘La mansión’. 01.07.2020

Los ‘tiempos gloriosos’ de la casa solariega de la aristocrática familia Von Dranitz en el Este de Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial, es como Anne Jacobs subtitula a propósito su novela de 2017, pese a que se desarrolla mucho más en los que no lo fueron para nada durante la guerra y después hasta la reunificación de Alemania en 1989. Largos y diferentes tiempos que sin embargo recuerdan siempre ‘La arquitectura del poder’ (como titula Deyan Sudjic su libro de 2005 sobre este tema) comenzando por la portada de la edición en español de ‘La mansión’ que sin querer queriendo muestra un palacete como símbolo de una heredad en lugar de una gran casa señorial en el campo. Además uno de sus personajes, el joven Kacpar Woronsky, es el retrato de la apasionada relación de todo arquitecto que lo sea de verdad con su oficio/arte y sus clientes/mecenas. Hacia “planos, vistas laterales, la perspectiva delantera de un edificio ultramoderno [y] sus ideas eran originales, a veces alocadas, pe