No es que los pasacalles que Metrocali
ha puesto por toda la ciudad nos digan por fin que a Cali hay que
reconstruirla, sino que buscan que creamos ingenuamente que van a
“modernizarla”. Y por eso nos dan disculpas por la destrucción a la que la
están sometiendo. Son espejitos para los que anhelan que se parezca a Miami y
ponen en las puertas de sus negocios “open” aunque estén cerrados. No en vano
nos han repetido que los árboles son el pasado y los buses articulados el
futuro pese a que sean de plataforma alta, que ya no se usa en ninguna parte.
Que los nuevos árboles crecerán en un santiamén y que la Calle Quinta, que se
volvió toda una importante avenida después de Los Juegos Panamericanos, dicen,
será a partir del MIO casi como los Campos Elíseos pero con estaciones en
medio. Se ve que muchos caleños de ahora o de afuera no saben cuanto se
demoraron en crecer los grandes samanes de la bella alameda que había desde el
Parque de los Estudiantes hasta donde hoy esta la Universidad del Valle, mas
parecida a los viejos paseos madrileños que a la magnifica avenida parisina.
Pero ya comienza a ser claro para
muchos que el MIO es en buena parte una metida de pata, montada sobre un
negocio que no es con ellos, y que está destruyendo aun mas la ciudad.
Comenzando por la contaminación visual de los feos pasacalles con semejante
falacia. Estos se caerán con el tiempo (en Cali nunca se retiran) pero los
mamotretos de las estaciones con vidrio como para Bogotá, elevadas un metro de
altura, que ya se comenzaron a deteriorar meses antes de que puedan ser puestas
en servicio, permanecerán. Los andenes se quedaran años sin concluir. Las calzadas
terminaron trepadas sobre el nivel de las aceras, como si la ciudad
efectivamente se estuviera hundiendo, y los árboles que sembraron dan pena. Los
motores de ACPM que usarán los buses son contaminantes y el comercio sobre las
troncales quebrará por lo extendido de la obras. La mayor parte de la gente que
usa los buses actuales no tendrá suficientes ingresos para pagar el MIO por lo
que terminará subsidiado por los contribuyentes. Como pasó en Medellín, cuyo
Metro terminamos pagando todos pese a que apenas mueve el 10% de los pasajeros,
porcentaje que no supera mucho el TransMilenio en Bogotá.
Sin embargo aun no es
un desastre; solo que habría que incorporar de nuevo el corredor férreo con el
tren ligero -o con los mismos buses articulados-, espacio inmejorable con que
cuenta la ciudad para su transporte colectivo metropolitano. Pero para hacerlo
habría que enfrentar a los transportadores privados que de la mano de
funcionarios corruptos tratarían de mantener sus rutas al centro, ingresar mas
equipo y burlarse de la chatarrización. Finalmente el MIO operará en unos años
pues es un negocio; el Metro de Medellín se demoro mas de 10 pero el
TransMilenio si fue rápido. No funcionará tan bien como el primero y es
probable que se deteriore mas rápido que el segundo, mas será mejor que los
camiones carrozados que hoy hacen de buses aquí. Lo que si es seguro es que el
destrozo de la ciudad permanecerá por décadas, igual que la tumbazón ocasionada
por el Plan Vial previo a los Juegos Panamericanos y que tanto daño le hizo al
centro de Cali sin resolver tampoco el trafico de la ciudad el que ahora si se
volverá imposible. Lo estamos viendo casi todos.
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