A diferencia de Penélope, la bellísima
esposa de Ulises que desbarataba de noche lo que tejía de día para mantener
esperando a sus muchos pretendientes, que al final fueron incapaces de tensar
el arco del héroe para poder casarse con ella, los concesionarios de la Malla
Vial del Valle desbaratan a plena luz del día y en las narices de todos lo que
han hecho semanas, meses o años antes para hacerlo de nuevo. Ahora les dio por
ampliar el paso hidráulico de los puentes pero ¿había necesidad de hacerlo en
todos? ¿No era posible ensancharlos en lugar de encaramarlos como lo están
haciendo en La Recta a Palmira? ¿No era mejor diseñar tableros autoportantes de
mínimo espesor en lugar de usar las viejísimas, feísimas y altísimas vigas
prefabricadas del MOP que por lo demás dejan peligrosamente tiradas por todas
partes? Evidentemente las continuas subidas y bajadas del insólito tiovivo que
están conformando allí, peor que el de la mal llamada autopista Suroriental en
Cali, no es lo mejor para la seguridad y eficiencia de La Recta. Sobra
preguntarse que están tejiendo. Lo único que falta es que después les de por
poner policías acostados.
A diferencia del astuto Ulises, que
tapó con cera los oídos de sus remeros y se hizo amarrar fuertemente al mástil
de su negra nave y de espaldas a ellos para poder oír a las sirenas sin
sucumbir a su bello pero fatal llamado, en la Cámara de Comercio de Cali se
entregaron al canto de sirenas de Meléndez al recibir en donación un lote en
Yumbo para su Centro de Eventos que, mas faltaba, les valorizará los terrenos a
su alrededor, como sucedió en torno a la Universidad del Valle. Le cambiaron el
nombre al Centro y realizaron un concurso cerrado, como para dorar la píldora,
pero sobra preguntarse que están tejiendo sordos y ciegos a la dificultad de
generar allí una nueva centralidad, hecho reconocido por el mismo Jurado en el
Acta de premiación (Acción, octubre de 2005). Sería la atomización reiterativa
y equivocada del equipamiento cívico de
Cali. Otra oportunidad perdida de re-hacer lo verdaderamente urbano. Sin centro
no hay auténtica ciudad…solo insulsos asentamientos de casitas bogotanas
idénticas y anticuados buses articulados que llamamos MIO como si fueran
nuestros.
A diferencia de su perro y del
fiel Eumeo, que pese a ya estar ciego reconoció al Rey de Ítaca, en la
Administración Municipal al parecer no se dan cuenta de nada, ocupados en su
defensa de las graves acusaciones sobre el manejo de la recaudación de impuestos,
la educación y el MIO. Solo dan palos de ciego como el improvisado e
insuficiente “pico y placa” de última hora pese al cual cada día será una mayor
odisea circular en Cali, para no hablar de su silencio cómplice ante la
estrategia del caracol y la tumbazón en San Antonio. No sobra preguntarse que
están tejiendo allí. Por supuesto la
culpa es de un electorado ingenuo que es presa fácil de los cantos de sirena de
políticos populistas o corruptos y dirigentes con buenas intenciones pero
desconocedores de las ciudades en tanto que artefactos históricos. Pero poco a
poco aprenderemos y ya se vio en Bogotá y Medellín que si es posible elegir
buenos alcaldes. Imposible que en Cali no encontremos un candidato fuerte y
culto capaz de tensar el arco y enfrentar los muchos problemas de la ciudad. De
lo contrario ahí sí que será Troya.
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