Bienvenida la iniciativa de los
municipios del Pacifico para conformar su propio departamento, noticia de
verdad a la que la prensa local no le dio importancia. Todos ganaríamos. Ellos
tendrían su correspondiente burocracia mas cerca, en Buenaventura, que por
supuesto es su capital natural, pues ya es bastante lejos llegar hasta allí
para tener seguir después a Cali. Y nosotros nos podríamos concentrar en el
valle geográfico del Alto Cauca y el área metropolitana de Cali que es donde en
realidad habitamos. Y nada nos impediría conservar su maravillosa música pese a
que son pocos los caleños que la oyen. (Tal vez eso explique nuestra violencia
pues como dice el viejo refrán árabe no hay que temer en donde se oye cantar
pues son los hombres malos los que no saben hacerlo; y aquí la música, como
tantas otras cosas, siempre ha sido prestada.)
En
lugar de cabildear para impedir que los costeños del Pacifico logren su
autonomía (siempre pensamos que los costeños solo son los del Caribe),
deberíamos es hacerlo para que los municipios del norte del Cauca y del sur de
Risaralda pasen administrativamente a formar parte del Departamento del Valle
del Cauca, al que pertenecen geográfica e históricamente desde que existen. Y
para que formemos una identidad política regional fuerte que reúna a todo el
sur occidente del país, desde Nariño, Cauca y Valle hasta Risaralda, Quindio y
Caldas, incluyendo desde luego el nuevo departamento, que se defienda del
centralismo bogotano (alguna vez por esto mismo pertenecimos a la provincia de
Quito) y equilibre la exclusión antioqueña empeñada en su propio puerto sobre
el Pacifico pese a sus inconvenientes.
Una
de las razones que explica muchas deficiencias en el Departamento del Valle del
Cauca es que su alcance político administrativo no se superpone limpiamente
sobre la contundente realidad geográfica de lo que llamábamos la comarca.
Nuestra historia regional, ligada a la del Gran Cauca, se suele confundir entre
los vallecaucanos, ahora que muchos no son vallunos, con la del nuevo
Departamento. Pero este solo existe desde 1910 y por razones externas como el
Canal de Panamá y la carretera y el ferrocarril a su puerto, que es lo que
siempre ha sido Buenaventura para el Valle. Tampoco nos damos cuenta de que al
sur de Cali, pasando el Cauca, comienza otro departamento, con la misma
irresponsabilidad como no nos importa que al norte, después de Sameco, comience
otro municipio, ni que los caleños se puedan emborrar hasta morir simplemente
cruzando el Cauca hacia el oriente.
Con
la constitución del Departamento del Pacifico quedaría sin embargo la paradoja
de que en pocos años habrá mas gente de allá aquí que en la propia
Buenaventura. Son pocos los caleños actuales nacidos aquí de padres también
nacidos aquí y mucho menos de abuelos nacidos aquí. Somos hoy por hoy una
ciudad de inmigrantes campesinos con todo lo que eso implica. Y el problema no
solo es que no tengamos raíces en la ciudad sino que la clase dirigente local
se ha encargado de destruir o dejar destruir la mayoría de su patrimonio
construido. Da pena la lista de los espacios urbanos, edificios y monumentos
que demolimos, pues como si fuéramos nuevo ricos de pronto nos parecieron
viejos, que nos hubieran ayudado a identificarnos con una ciudad de la que
muchos aun no son ciudadanos a cabalidad.
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