Una gran parte de las edificaciones de
Cali no son resistentes a los sismos. En las diseñadas después de 1984 de
acuerdo al primer Código de Construcciones Sismorresistentes, que buscaba
reducir la pérdida de vidas mediante estructuras flexibles, se debe esperar que
ante un sismo fuerte sufran daños considerables en los cerramientos, paredes
divisorias y acabados, lo que disipa la energía sísmica evitando que fallen las
columnas y colapse la edificación. Posteriormente, las Normas Colombianas de
Diseño y Construcción Sismorresistente, NSR 98, de 1998, considerando que es
preferible que no haya muchos daños, buscaron por lo contrario la rigidez de
las construcciones mediante la utilización de muros de concreto en dos
direcciones en lugar de columnas. Esto implica un cambio en su arquitectura que
las asemeja a las tradicionales (y bajas) construcciones de muros cargueros que
llevan años resistiendo a los temblores.
La Ley 715 de 2001
ordenó realizar estudios de vulnerabilidad sísmica antes de 2006 en todos los
edificios públicos (hospitales, escuelas, estaciones de policía y bomberos,
entre otros). Los reforzamientos recomendados deben estar listos antes de 2010.
Las edificaciones privadas deberán voluntariamente acogerse a estas
disposiciones y en el caso de las ya afectadas diseñar mecanismos de
rigidización y minimizar posibles daños futuros eliminando los enchapes y
cambiando los pesados y frágiles muros de mampostería por divisiones livianas.
No existen construcciones totalmente indestructibles ante un sismo y en la
región pueden ocurrir terremotos que podrían causar mayores daños por lo que se
debe incrementar su prevención y preparar a los organismos de atención de
emergencias para responder a una demanda más amplia de atención, evacuación y
rehabilitación de edificaciones e infraestructura básica de servicios públicos.
Para el diseño estructural
se consideran las diferentes aceleraciones de un movimiento sísmico en sus tres
direcciones básicas: Este–Oeste, Norte–Sur y Vertical. Por primera vez en la
ciudad estas fueron registradas durante el último sismo en los equipos de la
Red de Acelerógrafos de Cali, RAC, instalados por el DAGMA en convenio con
INGEOMINAS en doce sitios estratégicos de su área urbana. Dada la localización
en el Chocó del epicentro del temblor, las mas fuertes actuaron Este–Oeste pero
fueron moderadas respecto a las máximas esperadas para Cali, y el
comportamiento de la mayor parte de las edificaciones afectadas correspondió a
lo previsto en la norma de 1984, es decir solo daños en sus elementos no
estructurales.
Saber la respuesta
del suelo ante un temblor en las diferentes zonas de la ciudad complementará
los diferentes estudios del Proyecto de Microzonificación Sísmica de Cali, el
cual permitirá disponer de la información suficiente para diseñar adecuadamente
las estructuras que requiere una región de alto riesgo sísmico como es la de
Cali. Y permitirá, también, que los compradores de inmuebles exijan que sus
promotores cumplan con los requisitos de diseño y construcción que se
establezcan mediante un Código Municipal de Construcciones, según su
localización en la ciudad, o que puedan tomar las medidas legales del caso.
(Ver: comunicado de la Asociación de Ingenieros del Valle, www.calisismica.com , OSSO, y Estudio
General de Amenaza Sísmica de 1996)
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