Primero fue de caminantes y caballeros,
algunas sillas de manos, y cargadores, mulas, bueyes y carretas. Circulaban por
caminos de herradura y calles si acaso algunas empedradas pero sin aceras. Estas
aparecieron a finales del siglo XIX cuando se generalizaron los coches. A
principios del XX los puentes y calles se comenzaron a ampliar para los
vehículos automotores. Las nuevas ya fueron mas vías asfaltadas que calles. En
el Valle se usaron aviones regularmente a partir de 1921, los barcos a vapor
iniciaron la ruta Cali-La Virginia
desde 1888 y el ferrocarril se utilizó a partir de 1882. A su llegada a Cali, en
1915, se construyo un tranvía local complementado por victorias, hoy
lamentablemente desaparecido y estas eliminadas. Pero en muchas ciudades aun
forman parte del transporte publico. Como en Luxor, Egipto, donde hay muchas,
aunque mayoritariamente las usen turistas y enamorados, como en Nueva York,
Viena, Ámsterdam, Sevilla o Cartagena. ¿Será que Cali no tiene turistas ni
enamorados, y que al parecer en Palmira se avergüenzan de ellas?
Dice Cabrera Infante
(El libro de las ciudades, 1999) que los taxis son el reflejo de cada país.
Aquí serán los buses articulados. Invadirán con sus exageradas estaciones y
puentes peatonales como de ciudad de hierro, anchos pero inútiles separadores
viales y encementados carriles solo-bus, las pocas avenidas de nuestras
ciudades. Olvidamos que estas se caracterizan precisamente por no tener nada en
medio, e ignoramos el ejemplo de San Francisco, Estambul o Atenas, cuyos trenes
ligeros, como el que se pensó para Cali, circulan junto con los carros y tienen
paradas eficientes pero discretas. Y por supuesto los buses articulados van en
el resto del mundo por calles comunes pues justamente para eso se diseñaron.
Como en el centro histórico de Quito. En Cali no entendimos que su estructura
vial no facilitaba aplicar tal cual el modelo de metro de superficie de
Curitiba, y desaprovechamos irresponsablemente la existencia de un corredor
férreo, recto y a nivel, por el medio de la ciudad, pasando por alto que la
movilidad en la ciudad incluye diferentes medios.
Que maravilla sería un
tren ligero entre Yumbo y Jamundí (que deberían ser parte del área
metropolitana de Cali), con un ramal a Palmira con parada en el aeropuerto (que
ha debido quedar entre La Recta y la vía férrea y mas cerca a Cali), y buses
articulados y comunes alimentando estas rutas vertebrales. Todo bajo una sola
autoridad y un solo pasaje. Y ciclorutas en las vías mas importantes y espacio
para bicicletas en vagones y buses. Y andenes muy anchos, continuos, a nivel,
llanos y arborizados por los cuales caminar a los paraderos, en donde también
habría taxis. Y semáforos en las esquinas con tiempo para los peatones, y
muchos pasos pompeyanos. Y trenes entre Popayán y Pereira, y Buenaventura y
Palmira, cruzando por Cali, y barcos navegando con turistas, papayeras y caña
de azúcar por el Río Cauca (como hace tantos años que ya lo olvidamos). Pero
mejor hay que prepárese para pagar las innecesarias intercepciones con puentes
que se seguirán haciendo y dejando incompletas como si ese fuera ahora nuestro
destino.
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