Hay cinco temas
fundamentales que debería manejar un candidato serio a la alcaldía de Cali: su
estatuto político administrativo, su tamaño, su movilidad, sus espacios
públicos y el comportamiento de sus habitantes. Allí cabe todo, ordenado y
jerarquizado para que interactúe y se multiplique. Lo otro son los lugares
comunes de cada cuatro años, o la confrontación partidista o personal. Pero
además habría que elegir un equipo: Alcalde, Secretarios y Concejales.
Su área metropolitana, en tanto que
capital cultural y económica del sur occidente, es inaplazable; es una
irresponsabilidad de nuestros políticos que se asiente todavía en seis
municipios de dos departamentos. De otro lado, una ciudad de este tamaño necesita
alcaldías menores. Y no sobraría crear nuevas secretarias (como la de
Urbanidad), o replantearlas (como las de Planeación y Transito) y eliminar
otras (como la de Gobierno) o fusionarlas (como la de Educación con la de
Cultura).
La ciudad cuenta con muchos
lotes de engorde y no siempre se ha urbanizado en donde se ha debido por lo que
la congelación de su perímetro urbano es urgente. Su extensión es innecesaria y
solo a servido para valorizar las tierras que la rodean, las que debería
comprar únicamente el Municipio. También habría que duplicar su densidad, pues
es muy baja, construyendo vivienda económica cerca al Centro. Y limitar por
sectores la altura máxima de los edificios, pero también la mínima, cosa que
nunca se ha hecho.
El tren de cercanías a Yumbo,
Jamundí y Palmira, conectado con el Mio y el aeropuerto, es inaplazable. Como también la revisión del sistema de transporte colectivo para no cometer los
errores de Bogotá y Medellín. Y hay que regularizar las vías, poner semáforos
coordinados electrónicamente, en lugar de insistir en los inoficiosos puentes
peatonales, y levantar los policías acostados o cambiarlos por pasos pompeyanos
en las esquinas. Pero lo mas importante es dotar a Cali de andenes; son una
vergüenza que a nadie importa, lo que es mas vergonzoso aun.
Su ampliación,
regularización y arborización por valorización, conformando mejores calles, y
la rehabilitación de zonas verdes, parques y plazas, incluida la reubicación de
los vendedores callejeros, que generaría mucho trabajo, es la recuperación de
esa mitad pública de la ciudad en la que todos nos volvemos ciudadanos. Su
limpieza y la eliminación de la abusiva propaganda exterior, es, junto con la
Ptar y el nuevo Basuro, un asunto de salud. Y reubicar la Policía en un sitio
seguro pero aumentando su presencia en el espacio público, es la seguridad de
Cali.
La contaminación visual, el
ruido y la pitadera, las basuras y escombros, la falta de higiene, la
apropiación descarada del espacio publico, el desorden del transito y el
desperdicio irresponsable de energía y agua potable, se deben a una total falta
de educación ciudadana, pues la formal no basta, a la que se suma la
narcocultura que nos ha penetrado. Hay que enseñarle a los caleños a convivir
civilizadamente y a usar debidamente la
ciudad, y estimular a los que lo han aprendido en otras para que aquí también
den buen ejemplo. Principiando por los candidatos.
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