Misas (pese a que la Constitución del
91 se supone que separó la(s) iglesia(s) del Estado), ceremonias y discursos,
pero nada del contrato para la recaudación de impuestos ni del estado
financiero de Cali. Solo declaraciones precipitadas. Que será un gobierno
diferente (otro canto a la bandera). Que se va a recuperar la autoestima de la
ciudad (cuando la mayoría de los caleños cree que es el mejor vividero del
mundo). Que se van a urbanizar los ejidos (es decir extenderla
irresponsablemente aun mas). Que se va a eliminar el hambre, nada menos (como
el vaso de leche que ofreció y ya no cumplió Garzón en Bogotá). Que se van a
recuperar las vías (pero el mismo Alcalde Tafur dice que no hay con que).Y así.
No se puede armar para tan poco tiempo un nuevo programa de gobierno, que nadie
ha pedido además, pero peor si cada secretario nombrado saca su “programita” de
la manga. Menos mal que el arquitecto Ponce de León tuvo la prudencia y
discreción de decir que hay que comenzar por reordenar la casa, lo que
tratándose de la Secretaría de Planeación si que es pertinente.
Es lo que cabria en
solo siete meses para que las decisiones sean de verdad en beneficio de Cali
como se ha prometido. Continuar con lo poco que está marchando bien, como el
plan para el redesarrollo de los barrios semi abandonados del Centro, en lugar
de insistir en viejas malas ideas que se repiten como nuevas y diferentes. O lo
de poner los buses actuales a circular por los carriles ya terminados del Mio,
lo que ya se debería de haber hecho y que será revelador, mas nada se dice de
detener la autorización de mas taxis y buses para la ciudad. Lo de los frutales
es llamativo pero ingenuo por lo complejo y largo pero ¿que piensan de la
alameda de la Quinta? En general, se deberían limitar a iniciativas posibles de
inmediato, como la de dar paso por un carril en la Circunvalación, después de
seis meses en que se hubiera podido hacerlo; provisional claro. Y, en la medida
en que no fueron elegidos por nadie y no representan a nadie, o no lo dicen lo
que es peor, los nuevos funcionarios deberían ser muy cuidadosos con lo que
proponen.
Como advierte Óscar
López Pulecio (El Pais 26/05/2007) el sistema actual para reemplazar los
alcaldes cuando no pueden terminar su periodo, no es democrático. No respeta su
elección popular, acertada o no, al permitir que se designen reemplazos ajenos
a proyectos políticos que no han sido revocados, independientemente de que se
compartan o no. Y, en el caso presente de Cali, mas parece una revancha, algo
nada bueno para las próximas elecciones. Para plazos tan cortos sería mejor que
siguiera como encargado el correspondiente secretario de gobierno. Y lo
apropiado sería, independientemente del motivo por el que deban ser
reemplazados los alcaldes, que sus sustitutos los nombrara el consejo municipal
respectivo, y no el gobernador. Al fin y al cabo los concejales son elegidos
por los mismos ciudadanos que escogen los alcaldes. Lo contrario sería suponer,
por ejemplo, que todos los que votaron por Salcedo quedaran también
inhabilitados, y que le pidiéramos cuentas al Gobernador Garzón por el desempeño
de su nuevo alcalde.
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