Poco a poco la Facultad de Artes
Integradas, junto con la de Humanidades, está haciendo el indispensable
contrapeso académico a las de Ciencias, Salud e Ingenierías para que la del
Valle siga siendo una verdadera universidad y de las mas importantes del país.
No solo así lo requiere el Ministerio de Educación si no las mismas profesiones,
artes y oficios que en ella están en proceso de integración. La arquitectura,
aunque no solo es arte, como lo advierte el arquitecto Rogelio Salmona, tiene
mucho que ver con el diseño, el dibujo, la pintura, la escultura, la fotografía
y el cine (y sus manifestaciones actuales), de manera similar a la comunicación
social. Y desde luego la música, la opera, el teatro y la danza siempre han
tenido que ver con las artes plásticas, incluyendo la arquitectura.
Ojala
su nuevo decano sea escogido por sus profesores entre los que desde el
principio apoyaron y creyeron en este proyecto y no entre los que estuvieron en
contra o, peor aun, los que nunca han tenido nada que decir al respecto. Un
decano que propicie la integración intelectual y académica de sus diferentes
escuelas y departamentos y que sepa llevar al Concejo Académico su sentir.
Asunto de la mayor importancia en esta ciudad tan carente hoy de arte en
comparación con la de hace medio siglo. La de los verdaderos festivales de arte
y del viejo Tec, reducido hoy a contentarse con ver el nombre de Enrique
Buenaventura agregado al del Teatro Municipal pese a que fue como una
alternativa a sus espectáculos convencionales que se fundo en ese entonces el
Teatro Experimental de Cali.
Un
decano que sepa alimentar y llevar una sana polémica alrededor de la
importancia de las artes en la universidad, apoyándose en la revista de la Facultad, Entreartes,
finalmente una realidad, y que ayude a que la del Valle avance hacia una
institución menos profecionalizante y aun mas investigativa de lo que ya es
hoy. De otro lado es a través del urbanismo, la arquitectura, la comunicación
social y las artes que la del Valle puede influir decididamente en la ciudad.
La FAI, pues, necesita un líder reconocido al menos en el medio local y lo mas
conocedor de las posibilidades de la academia y los problemas de Cali en tanto
que artefacto. Precisamente, la ciudad debería ser el objetivo final de una
Facultad como la de Artes Integradas; al fin y al cabo es, con el leguaje, la mayor
creación del hombre, como dice Lewis Mumford.
Es
imperativo concluir su edificio, diseñado por el arquitecto Mauricio Pinilla,
escogido en un concurso internacional, para que sus estudiantes y profesores
puedan tener un encuentro permanente y significativo en su “hall de pasos
perdidos”, concebido como el alma de su sede. Su implantación enfrente al de
Ciencias, entre la Administración Central y la Biblioteca (en su mejor momento
gracias a Carlos Esteban Mejia, su actual director), deja en claro el propósito
que impulso el traslado de la antigua Facultad de Arquitectura a la sede de
Meléndez y su integración a la FAI en carácter de Escuela. Terminarlo seria la
demostración final de que la Universidad del Valle ya supero la crisis
financiera de hace unos años (la que irresponsablemente algunos medios aun
achacan a los jubilados), y se encamina nuevamente a desempeñar a fondo el
papel que sus fundadores le encomendaron en beneficio de la región.
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