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Viajes. 01.09.2005


Tiene razón Carlos Esteban Mejia: habría que comenzar por Egipto y Grecia. Luego Roma y Estambul. París y Londres. Madrid y Barcelona. Lisboa y Santiago de Compostela. Venecia y Granada. Tambien Praga, Budapest y Viena. Y, claro, México, La Habana y Cartagena. New York any time pero Berlín y Brasilia para finalizar. Lejos de Brasilia está Ouro Preto pero al lado de Berlín, Postdam y hasta Heidelberg. Cerca de NY, Boston. Del DF se llega a Teotihuacan y Yucatán, y, de Cartagena, a Mompox. De Venecia nada menos que a Vicenza, Bolonia, Ravena, Florencia, Pisa, Siena y San Gimignano. De Granada, a Jaen, Córdoba, Sevilla y Cadis, los pueblos blancos, las cuatro capitales imperiales de Marruecos y la antigua Volibulis. De París se va a Reims, Chartres y los Castillos del Loira, Mont-Saint-Michel y Brujas y Ámsterdam. Cerca de Barcelona está Gerona y Tarragona y de Madrid, Ávila, Segovia, Toledo y Mérida. De Lisboa, Évora, Coimbra y Porto. De Londres, Greenwich y Cambridge. En Roma, llegarse a Perugia y Pompeya. En Estambul, al Bósforo, y en Atenas, a Micenas y Epidauros. De El Cairo, tren a Luxor, barco hasta Asuán y volar a Abu Simbel.
En Cairo, las Pirámides y, cerca, Zakkâra, y lo de Hassan Fathy. En Karnak el Gran Templo de Amón, el de la Reina Hatshepsut en Deir-el- Bahari y en Asuán la isla de Philae. En Atenas, la Acrópolis y allí el Partenón; y las Cícladas. Roma son Romas. Estambul besa el mar como Rio o San Francisco, y tiene a Haghia Sofia, mezquitas como la de Süleymaniye y la Azul, palacios como Topkapi, y edificios de Sedad Eldem, y, algo lejos, Éfeso. París, cuenta además con varias obras de Le Corbusier, el Pompidou, el Arco de la Défense y la Fundation Cartier, y Versalles, Chartes y Reims; y Londres, Hampton Court e intervenciones como las de Sir Norman Foster; y en los museos de ambas, partes de Egipto y Grecia. En Cambridge tambien está la Facultad de Historia de James Stirling. En Madrid El Prado y El Escorial, y en Barcelona, la Sagrada Familia, la Pedrera y las ramblas, y en Girona, Ampurias, y en Tarragona los monasterios del Cister. En Lisboa el Pabellón de Alvaro Siza y en Porto sus piscinas. Venecia es para Joseph Brodsky la mayor obra de arte de la humanidad, y Granada no es solo la roja Alhambra. Lo de Mayas y Aztecas en México, y españoles en Cartagena, es mas de lo que se piensa; allá está Luis Barragán y aquí la Casa de Huéspedes. En NY hay de todo. Brasilia es lo que el urbanismo moderno no pudo, y Berlín, desde Mies van der Rohe, concilia con variado éxito lo viejo y lo actual.
            La arquitectura, como dice Rogelio Salmona, está ineludiblemente en un sitio preciso, en contacto con realidades particulares, y no se pueden comprobar sus cualidades sino viviendo sus espacios; y no apenas con fotos siempre insuficientes e inevitablemente descontextualizadas. Y mucho menos el espacio urbano. Un arquitecto precisa de viajes de estudio, y mas un profesor. A menos que sea un genio como Frank Lloyd Wrigth, encerrado consistentemente en su Usonia, que solo fue a Europa por amor pero ya allí evidentemente no cerró los ojos. Los viajes deben ser parte de la carrera, y lo son en muchas partes como en Isthmus en Panamá. ¿Cómo no ir siquiera a Caloto, Buga, Popayán o Quito; Santa Fe de Antioquia, Girón o Barichara; Mompox o Cartagena; Villa de Leyva, Sáchica o Monguí; Caracas o Bogotá?


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